25 abr. 2024

Narcotráfico, desarrollo y democracia

lberto Acosta Garbarino, presidente de Dende.

La semana pasada estuvo de visita en nuestro país el ex comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, el general Jorge Mora Rangel, quien en diversas conferencias compartió sus experiencias en la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico.

En el Paraguay, la guerrilla, aún en forma incipiente, y el narcotráfico, en forma importante, son dos flagelos que ya están afectando en forma significativa a nuestro país.

El Paraguay –debido a su ubicación geográfica en el medio de Sudamérica– se ha convertido en el país por donde transita la cocaína, producida en los países del Pacífico, hacia los países del Atlántico –como Brasil y Argentina– que son grandes mercados consumidores.

El Paraguay es el país ideal para los narcotraficantes, porque, con unas Fuerzas Armadas y una Policía extremadamente débiles, tienen un control casi nulo de sus fronteras, de su espacio aéreo, de sus ríos y de su territorio interior.

El Paraguay no solamente tiene instituciones débiles, sino además las mismas se encuentran carcomidas por la corrupción. Una persona que conoce de estos temas me decía que por poco dinero se soborna a policías, a fiscales y a jueces; hasta en la corrupción “somos muy baratos”.

Pero, en este momento, el Paraguay, además de ser un país de tránsito para la cocaína, se ha convertido en uno de los principales productores de marihuana en el mundo, debido al tipo de suelo muy favorable para dicha planta.

Este gigantesco negocio que mueve millones de dólares es realizado por poderosas organizaciones criminales, que al tener enfrente a instituciones tan débiles y corruptas amenazan la seguridad de las personas y hacen inviables el desarrollo económico y la democracia política.

La inseguridad ahuyenta las inversiones, que son fundamentales para generar empleo para la gente y para que miles de personas puedan salir de la pobreza y tener una vida digna.

Nuestra democracia se encuentra amenazada, porque el crimen organizado está cooptando cada vez más a nuestra política, financiando generosamente campañas electorales de diputados, intendentes y gobernadores.

Durante su visita a nuestro país, el general Jorge Mora Rangel repitió una y otra vez que el Paraguay aún se encuentra a tiempo para evitar que el flagelo de la guerrilla y el narcotráfico crezca como en Colombia, donde hubo 200.000 muertos, 25.000 desaparecidos y casi 5 millones de personas desplazadas.

También repitió varias veces que para enfrentar esta amenaza es fundamental que los paraguayos comprendamos que este no es un problema solamente del gobierno de turno, sino que es un problema de toda la sociedad y para su solución todos debemos colaborar y presionar.

Y la solución no pasa solamente por comprar más armas y poner más soldados y policías en la zona conflictiva, nos decía Mora Rangel. La solución pasa por numerosos y profundos cambios en el funcionamiento de nuestras instituciones, como por ejemplo:

-Modificar nuestra Constitución y nuestras leyes para construir un sistema jurídico que les permita a nuestras fuerzas de seguridad utilizar en esta lucha toda la fuerza de la que disponen, siempre dentro del marco de la ley y del respeto a los derechos humanos.

-Fortalecer con capacitación, equipos y tecnologías a nuestras fuerzas de seguridad, para lo cual es imprescindible una reforma tributaria que permita financiar dicho fortalecimiento.

-Solicitar la cooperación internacional y regional para el fortalecimiento mencionado anteriormente y para poder coordinar acciones con los organismos de inteligencia y de seguridad de los países de la región.

Todo esto nunca podrá hacerse en los cinco años que dura un gobierno y, por lo tanto, debe ser una política de Estado y no una política de gobierno.

Porque el desarrollo económico, la reducción de la pobreza y el fortalecimiento de la democracia no serán posibles si este desafío no lo enfrentamos todos juntos y sin pérdida de tiempo.