Por Andrés Colmán Gutiérrez – Twitter: @andrescolman
Esta vez no habrá regalo, no habrá ramos de flores, no habrá serenatas.
Solo un aire de tristeza desgarrada envuelve a la humilde vivienda rural de la familia de los Morínigo Florenciano, en la comunidad de Arroyito, Departamento de Concepción.
“Este Día de la Madre va a ser para mí el más triste, porque ya va a ser casi un año que mi hijo no está conmigo”, dice doña Obdulia Florenciano de Morínigo, la mamá del suboficial de Policía Edelio Morínigo, y uno siente cómo se le quiebra la voz.
Este 15 de mayo se cumplen exactamente 315 días desde que Edelio cayó en poder del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), luego de haber sido capturado en el monte, durante una presunta expedición de cacería, el 5 de julio de 2014.
Desde entonces, la angustia se ha instalado como un pan cotidiano en la residencia familiar.
Aunque para saludar a mamá estará la mayor parte de los 12 hijos del matrimonio de Apolonio Morínigo y Obdulia Florenciano (son 8 varones y 4 mujeres), la alegría les resulta esquiva, desde que el hijo policía permanece dolorosa y forzosamente ausente.
“Él siempre venía a saludarme por el Día de la Madre, siempre me traía regalos y me hacía fiesta, como sus hermanos”, recuerda Ña Obdulia, con tono afligido.
Ella ya no sabe qué hacer para recuperar a su hijo. Está cansada de recibir promesas de las autoridades, olvido e indiferencia.
“Quizás porque somos pobres, no nos dan tanta importancia. Edelio es un policía humilde, hijo de campesinos. Su suerte no le importa tanto a la gente, ni a las autoridades”, reclama la madre.
Casi un año como “prisionero de guerra”
Hay encontradas informaciones acerca de cómo y por qué se produjo la captura del policía Edelio, el sábado 5 de julio de 2014.
La versión que dan la Fiscalía y los propios familiares del policía es que el mismo decidió realizar una expedición de cacería, en compañía de unos amigos, en un monte cercano a Arroyito, justamente en la zona en que todos saben que se movilizan los miembros del EPP.
La versión del grupo armado, expresada en un comunicado, sostiene en cambio que Edelio solo utilizó a sus amigos y planeó la expedición como una coartada, y que en realidad fue enviado en una operación de inteligencia de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), buscando detectar el lugar exacto en que se hallaba el campamento del grupo armado, con el objetivo de ayudar a un posible plan de rescate del joven Arlan Fick, que entonces se hallaba secuestrado por la banda desde el 2 de abril de 2014. Arlan fue finalmente liberado el 25 de diciembre de 2014.
“El policía Edelio Morínigo estaba haciendo trabajo de inteligencia, tratando de ubicar nuestro campamento, para que luego el enemigo despliegue toda su fuerza sobre nosotros. Para su cobertura le usó a civiles y a un niño, que se quisieron hacer pasar por secuestradores”, sostuvo en su comunicado el grupo armado.
Edelio ingresó al monte con otras cinco personas, entre ellas un adolescente menor de edad. Según el relato de los propios protagonistas, alrededor de las 14.00 de ese día sábado 5 de julio, fueron sorpresivamente rodeados por varios hombres y mujeres con armas, todos vestidos con uniforme de combate y las insignias del EPP.
“Los tuvieron de rehenes desde las 14.00 hasta las 18.00 de ese sábado”, relató Ña Obdulia en un reportaje concedido a la revista TVO.
“Tampoco los ataron, pero los mantenían encañonados. Ellos contaron que los sentaron en el suelo y les hablaron mucho de su ideología y de los motivos por los que hacen lo que hacen”, agregó.
En principio, Edelio y sus amigos no fueron llevados hasta ningún campamento, sino que fueron retenidos en un claro del monte.
“Los amigos de mi hijo pudieron ver a tres mujeres entre ellos. También nos contaron que hay varios menores en el grupo. En un momento dado, dicen que vieron a mucha gente, pero después solo quedaron tres con ellos”, narró su mamá.
Luego de casi cuatro horas de preguntas y “adoctrinamiento”, los integrantes del EPP decidieron liberar a los cinco acompañantes de Edelio, pero explicaron que iban a dejar retenido al policía.
“Les dijeron a los muchachos: ‘Este se va a quedar con nosotros, para hablar un poco más’. Ellos (sus compañeros) pidieron por favor que no le hagan nada a Edelio y los del EPP prometieron que lo iban a soltar otra vez, pero luego no pasó nada”, relató Obdulia de Morínigo.
Un policía trabajador y dedicado.
Edelio Morínigo tiene 26 años de edad y es uno de los 12 hijos del matrimonio de Apolonio y Obdulia.
Su padre recuerda que, desde niño, soñaba con ser policía y que ellos se oponían, porque deseaban que se quede a ayudarlos en la chacra.
Finalmente, con mucho sacrificio, pudieron reunir el dinero para enviarlo a estudiar a Asunción, a la Academia de Policía, carrera que estuvo a punto de truncarse varias veces, por falta de recursos.
Cuando Edelio se incorporó a las filas policiales, pidió a sus superiores que lo trasladen a servir en su comunidad. Luego de insistir mucho, pudo incorporarse al plantel de la Comisaría 7ª de Arroyito, donde ya llevaba dos años de servicio.
Edelio se casó con su novia Elisa Mabel Ledesma. Con ella estaban edificando una casita en el mismo terreno de los padres del policía, en cuya construcción Edelio trabajaba, en sus horas libres.
Por ser un profundo conocedor de la región y reconocido por los pobladores, los responsables de las tareas operativas de la Fuerza de Tarea Conjunta le pedían constantemente a Edelio su ayuda en las incursiones en búsqueda de los miembros del EPP. Quizás por eso le encargaron la misión de infiltrarse en los montes, haciéndose pasar como cazador. Pero el operativo salió mal y terminó en su captura.
Ahora, sus familiares no saben a qué asirse, más que a una esperanza terca por que Edelio sea liberado o rescatado. “Lo único que queremos es que regrese sano y salvo”, dice su mamá, quien confiesa que el momento en que pueda volver a abrazarlo será el día más feliz.
Mientras, ella se prepara a pasar el más triste Día de la Madre, lejos de su hijo.