AFP, REUTERS y EFE
NUEVA YORK - EEUU
David Rockefeller, poderoso banquero, filántropo y último nieto de John Rockefeller, fundador de una de las más poderosas dinastías estadounidenses, murió ayer.
Rockefeller falleció ayer tranquilamente durante su sueño después de sufrir un ataque cardíaco en su residencia de Pocantico Hills, frente al Hudson River, en el norte de Nueva York, señaló su portavoz Fraser Seitel.
Esta residencia, vecina de la antigua casa de su hermano Nelson, vicepresidente de Estados Unidos bajo el gobierno de Gerald Ford, era uno de los cuatro hogares del multimillonario, cuya fortuna fue estimada en 3.300 millones de dólares en la última clasificación de la revista Forbes publicada ayer. Nacido el 12 de junio de 1915, David Rockefeller dirigió durante cerca de 35 años, hasta 1980, el Chase Manhattan Bank, que se convirtió luego en el JP Morgan Chase. Gran viajero, se reunió con más de 200 jefes de Estado en cerca de 100 países, según su biografía oficial. Chase fue el primer banco en abrir oficinas en Rusia y luego en China continental.
David Rockefeller era una de las figuras más conocidas del mundo de negocios estadounidenses. Defendía la responsabilidad social de las empresas e impulsó al Chase Bank a desempeñar un papel importante para ayudar a la ciudad de Nueva York a salir de la crisis fiscal que la arruinó en los años 70.
Dos presidentes estadounidenses, el demócrata Jimmy Carter y el republicano Richard Nixon, le propusieron ser secretario del Tesoro, recordó el diario New York Times. Las 2 veces declinó la oferta. Siguiendo los pasos de su abuelo John, fundador de la compañía petrolera Standard Oil, y luego de su padre, también llamado John, David Rockefeller fue también un gran filántropo.
Ex alumno de Harvard, donó USD 25 millones a la famosa universidad en 1994. En 2005, para su cumpleaños número 90, prometió 5 millones de dólares por año al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Se comprometió a desembolsar sumas tras su muerte al MoMA, a la Universidad Rockefeller que lleva su nombre y a Harvard –100 millones de dólares a cada uno–.