Kelly Gao, una funcionaria del Gobierno que tiene 41 años, lleva una década sin novio. “Como todos mis compañeros están casados, me siento muy sola, pero intento mantenerme ocupada yendo al yoga o al gimnasio”, se lamenta en un encuentro para solteros de Pekín al que acudió con el anhelo de encontrar a su “media naranja”, publica abc.es.
Por cuestiones culturales y el machismo que existe en esta sociedad, se trata de una edad que los hombres consideran excesiva, lo que les lleva a buscarse novias mucho más jóvenes que ellos. Esto también se da por la masificación de sus ciudades y la superpoblación que sufre China.
Que un hombre sea hasta diez años mayor que su pareja no se ve raro en China, pero esa preferencia por la juventud condena a muchas mujeres a la maldición de las solteronas treintañeras. De hecho, ya surgió hasta un durísimo término en mandarín para definirlas: las “sobras” (“sheng un”).
De este modo, las solteras treintañeras sufren una fuerte presión familiar para casarse y tener hijos. Desesperados, sus padres y parientes les buscan pretendientes y organizan citas a ciegas entre amigos y conocidos. “Mis padres me agobian desde hace diez años porque yo quiero tener un hijo por mí misma, no adoptado, pero exijo un hombre con formación, responsable y honesto”, señala Kelly Gao.