Como la mayoría de los paraguayos, no tuvimos la oportunidad de dialogar con el secretario de la ONU, de visita a nuestro país en esta semana. Parece que sus reuniones eran, en general, a puerta cerrada. Incluso la “sociedad civil”, de la que creo formar parte, estaba conformada para la ocasión por representantes de muy pocos compatriotas. En fin, quizás dentro de 56 años otro dirigente de la aldea global asome su cara por este sitio del mundo y tengamos más tiempo y espacio para redactar juntos la famosa agenda de sus actividades.
Y hablando de agenda, justo un día antes de su llegada al país celebrábamos el Día de la Mujer Paraguaya, la tan admirada y elogiada “mujer gloriosa” de la que habla el papa Francisco.
Sobre nosotras me hubiera gustado comentarle al señor Ban Ki algunos detalles idiosincráticos, como una de las hijas de este digno pueblo sudamericano. Quizás podríamos haber compartido agendas y, aunque reconozco que sus escritos en inglés y coreano me los tendría que haber traducido. A cambio, yo le hubiera explicado con gusto qué significan para nosotras, sencillas habitantes de la tierra guaraní, los términos más comunes de la movida agenda política de su organización para las mujeres.
Por ejemplo, en su agenda habrá escrito parte de lo que pronunció en su discurso ante el presidente Cartes, elogiando los avances de la lucha contra la pobreza. Yo le hubiera explicado que esa pobreza material de sus estadísticas afecta más a las mujeres que a los varones, no así en la moral, ya que la mujer paraguaya constituye la fuerza moral de cada hogar paraguayo.
Si en su agenda para las mujeres figuran control de la natalidad, pastillas, aborto y otro tipo de cargas pesadas; en mi agenda hubiera visto un corazón alrededor de la frase “kuña Paraguái, kuña hory ha katu ndaitavýi”. Si en su agenda figura “responsabilidad paterna” como sinónimo de “permiso legal para la promiscuidad, con condón”, en la nuestra traducimos eso así: "¿Ha upéi, nosotras con toda la carga nuevamente?”. Si en su agenda señalan como avance solo la inserción política de la mujer, en la nuestra todavía figura en grande las palabras “hogar” y “SY”, al lado “formas genuinas de ejercer poder en el mundo”. Si en su agenda figura Ilove Malthus, en la nuestra escribimos sin complejos “rohayhu Ñandejára”. Si en su agenda Paraguay tiene dólares al lado de la palabra “recursos naturales”, en la nuestra escribimos “ñane retã plata yvyguy”. Si en su agenda figura “pobre y controlable”, en la nuestra figura “honrada, heroica y soberana”.
Sí, es posible que en la próxima visita aclaremos mejor lo que necesitamos para salir adelante, sin renunciar por ello a nuestra bella forma de encarar la vida.