En declaraciones a la prensa, Belhasen Oueslati, portavoz del ministerio tunecino de Defensa, explicó que las dos civiles perecieron esta mañana al pie del monte Sammama al pisar una de ellas el artefacto cuando recogían hierbas.
“Una tercera sufrió heridas de gravedad y tuvo que ser trasladada a un centro médico en helicóptero”, agregó el portavoz, que acusó de la colocación de la bomba a grupos radicales islámicos armados locales.
Desde que en 2011 cayera la dictadura de Zine el Abedin Ben Ali, las zonas montañosas limítrofes con Argelia se han convertido en refugio de extremistas locales y lugar de reunión para yihadistas de todo el Sahel que buscan combatir en Libia, Siria o Irak.
Aunque las autoridades tunecinas las han declarado “zona de exclusión militar” y las bombardean casi a diario, no han logrado aún quebrar la resistencia de los fanáticos, que cruzan a Argelia e incluso se abastecen en Libia.
Con población de apenas once millones de habitantes, Túnez está considerado el primer país del mundo en número de voluntarios que se han sumado a la yihad internacional, con una cifra reconocida de más de 5.000 combatientes.
El país norteafricano fue escenario en 2015 de tres cruentos atentados yihadistas que segaron la vida de 72 personas, 60 de ellas turistas extranjeros.