Los camposantos de la Recoleta, del Sur y del Este se vieron abarrotados de gente que con sombrillas o pilotos, ramos de flores, velas y otros ornamentos, se acercaban a panteones, tumbas y nichos a testimoniar su amor hacia el pariente desaparecido.
En los días previos a esta festividad y al Día de todos los Santos, las cuadrillas municipales realizaron mingas ambientales en estos lugares, de manera a retirar malezas y eliminar floreros con agua u otros objetos que pudieran convertirse en potenciales criaderos de mosquitos.
Esta costumbre permanece, pero con algunos cambios, esa diferencia lo siente especialmente las personas ubicadas en la franja de la tercera edad, quienes indicaron que añoran el tiempo en que acudían con toda la familia a pasar el día con sus muertos, llevando alimentos como sopa, chipa, caramelos y galletitas, para compartir con otros visitantes.
Muchos incluso mencionaron la falta de seguridad que se tienen en estos sitios, donde en más de una ocasión sufrieron asaltos por parte de malvivientes que se camuflayan entre la multitud.
SERVICIO. Gustavo Díaz, administrador del Cementerio del Sur, informó que igual que en años anteriores, se entregaron pequeñas bolsas de arena lavada a las personas para colocarlas en sus floreros o jarrones, de manera a evitar que estos elementos estén cargados con agua.
“Existe mayor conciencia con respecto a esta situación. El año pasado retiramos 87 floreros de entre las tumbas y esta vez solo encontramos 9 en situación irregular”, indicó.
Recordó que hasta finales de diciembre, los contribuyentes tienen tiempo de regularizar sus cuentas por el usufructo de lotes en los camposantos, de manera a evitar un desalojo de sus parientes fallecidos en el 2014, de no abonar esas deudas con el municipio.
“Hay una morosidad de 60% en lo que respecta al pago por el usufructo de estos espacios. Esperamos que la gente tome conciencia de la situación irregular en la que se encuentran y se eviten molestias a inicios del próximo año”, expresó.
Este año se observó en los distintos cementerios un ejército de niños y niñas munidos de pequeños recipientes de agua y escobillones o escobas con lo que ofrecían sus servicios para limpiar los panteones o las tumbas. El costo del trabajo por parte de los menores era de G. 2 mil.