La Iglesia tiene como misión llevar a sus hijos a Dios, a su destino eterno. Pero no se desentiende de las tareas humanas; por su misma misión espiritual, mueve a sus hijos y a todos los hombres a que tomen conciencia de la raíz de donde provienen todos los males, y urge a que pongan remedio a tantas injusticias, a las deplorables condiciones en que viven muchos hombres, que constituyen una ofensa al Creador y a la dignidad humana.
La esperanza en el cielo no debilita el compromiso en orden al progreso de la ciudad terrena, sino por el contrario le da sentido y fuerza. Conviene ciertamente distinguir bien entre progreso terreno y crecimiento del Reino, ya que no son del mismo orden. No obstante, esta distinción no supone una separación, pues la vocación del hombre a la vida eterna no suprime sino que confirma su deber de poner en práctica las energías y los medios recibidos del Creador para desarrollar su vida temporal.
El papa Francisco, a propósito del Evangelio de hoy, dijo: “La tarea que Jesús da a los discípulos es llevar la Buena Noticia. Mientras si un discípulo se queda detenido y no sale, no da a los demás lo que ha recibido en el bautismo, no es un verdadero discípulo de Jesús, puesto que le falta el carácter misionero”.
“El recorrido del discípulo de Jesús es ir más allá para llevar esta buena noticia. Pero hay otro recorrido del discípulo de Jesús: el recorrido interior, el recorrido dentro de sí, el recorrido del discípulo que busca al Señor todos los días en la oración, en la meditación”.
“Un discípulo que no sirve a los demás no es cristiano. El discípulo debe hacer lo que Jesús ha predicado en aquellas dos colonias del cristianismo: las Bienaventuranzas y después el «protocolo» sobre el cual nosotros seremos juzgados: Mateo 25”.
“Si un discípulo no camina para servir no sirve para caminar. Si su vida no es para el servicio, no sirve para vivir como cristiano. Y allí se encuentra la tentación del egoísmo: Sí, yo soy cristiano, para mí estoy en paz, me confieso, voy a misa, cumplo los mandamientos”.
“Pero el servicio... a los demás: el servicio a Jesús en el enfermo, en el encarcelado, en el hambriento, en el desnudo. ¡Lo que Jesús nos ha dicho que debemos hacer porque él está allí! El servicio a Cristo en los demás…”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y ttps://www.pildorasdefe.net).