El ministro de Defensa, Diógenes Martínez, se preguntó “por qué estuvo ahí” el vicesargento primero Genaro De Jesús Arias Palacios (26), cuando el transporte militar fue atacado con bomba y sus ocupantes acribillados. “No sé por qué estuvo ahí; se debe preguntar a los encargados de ese tema”, mencionó el ministro, mientras el féretro del uniformado ingresaba a la iglesia de la ciudad de Limpio en la mañana de ayer.
“En su condición de vicesargento no puede tener curso de comando”, explicó el ministro, al tiempo de recordar que fue el propio Genaro Arias quien pidió unirse al grupo de lucha en filas de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
En otro aspecto, reconoció que el camión que trasportaba a los ocho militares caídos “no estaba preparado para resistir al daño que causan los artefactos explosivos”.
DESPEDIDA. “Mi corazón, vos no tenés que estar acá, mi bebé; si pudiéramos te alzaríamos en brazos y te levantaríamos. Ya sos el ángel de la familia, sos el ángel de tu hija”, se lamentaban en medio de llantos las hermanas de Genaro De Jesús, cuyos restos descansan desde ayer en el cementerio de Limpio.
Cerca de las 10.00 –hora prevista para la misa de cuerpo presente en la parroquia San José de los Campos Limpios de la ciudad– llegó el féretro acompañando de una multitud que lamentaba el trágico final del militar. Alumnos de varias instituciones limpeñas formaron un largo cordón para recibir los restos de Arias. Dolidos, indignados e impotentes estaban los pobladores de la ciudad que acudieron a dar el último adiós.
HOMILÍA. Durante la misa, el obispo castrense Adalberto Martínez dijo que desde la Iglesia exigen a las autoridades que identifiquen y atrapen a los responsables del violento ataque en el que perdieron la vida los ocho militares.
“Que los atrapen y reciban el castigo. Pedimos que termine la violencia que tanto golpea a nuestro país. Basta, no hay justificación para actuar de esta manera”, repudió en su homilía el sacerdote.
Luego, varios religiosos acompañaron el féretro hasta el camposanto. La banda de músicos de la milicia y militares en larga formación homenajearon hasta el último momento al personal caído.
Sus dos hermanos y siete hermanas señalaron que el militar era el más joven y su pequeña hija de dos años, Nicole Arias, era su adoración. Debía volver este miércoles y posteriormente bautizar a su pequeña.
Fue a Concepción una semana antes del cumpleaños de su niña y no pasó con ella esa fecha especial. Dos acontecimientos importantes no pudo realizar con su hija, lamentaron sus familiares.
La niña, ayer en medio de la conmoción y el llanto, preparó un caracol que no soltó hasta que sepultaron a su joven padre.
Allí dejó para que lo cuide, mencionó un familiar que sostenía a la menor, que no dimensionaba la situación.