“No hay ningún motivo, ni corresponde un ajuste salarial”, resaltó Sosa, bajo el argumento de que esto perjudicaría a por lo menos dos tercios del sector trabajador, tanto al que percibe un monto por debajo, como por sobre el salario mínimo vigente.
Sosa señaló que el principal problema que trae aparejado el aumento es que provoca casi de inmediato una escalada de incrementos de todos los precios, principalmente los de la canasta familiar, en el mismo porcentaje o incluso más de lo que se incrementa el salario.
“Se pierde el valor adquisitivo. Toda la economía está indexada al salario mínimo, las multas, las tasas judiciales se rigen por él, entonces sufrimos todos como sociedad”, remarcó.
Añadió que la comisión nacional que estudia el salario mínimo cuenta con una mesa técnica que analiza todos los efectos que podrían traer consigo la decisión de aumentarlo, y no toma decisiones por propuestas ni pedidos de tinte “populista”.
ABIERTOS AL DIÁLOGO. El ministro negó estar cerrado para llegar a un acuerdo con las centrales obreras, es más, los invitó a participar en la mesa de diálogo social que continúa abierta para quienes quieran trabajar para resolver los distintos problemas que existen en el sector obrero.
“Creemos que los problemas se solucionan a través del diálogo y no a base de huelgas”, subrayó.
Además de exigir el incremento salarial, los obreros reclaman al Poder Ejecutivo que promueva la derogación de la Ley Alianza Público-Privada y el cese de la persecución contra grupos que quieren crear nuevos sindicatos y no son homologados por el Ministerio del Trabajo.
Las centrales adheridas a la huelga son la Confederación General de Trabajadores (CGT), la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT), la Central Sindical de Trabajadores del Paraguay (Cesitp) y la Confederación de Compañeros Trabajadores (CCT).
