Mifune (1920-1997) trabajó en 16 películas con Kurosawa y dejó su huella en emblemáticas cintas como “Rashomon” (1950), “Los siete samuráis” (1954), “Trono de sangre” (1957) y “Yojimbo” (1961).
En el acto celebrado hoy participaron el director Steven Okazaki, responsable del documental “Mifune: The Last Samurai” (2015), y el nieto del fallecido intérprete, Rikiya Mifune.
Okazaki contó en su intervención que, tras ver la película “Los siete samuráis”, todos los niños querían ser samuráis y que iban al barrio angelino de Little Tokio a comprar “pequeñas espadas de madera” para jugar.
Asimismo, destacó el poderío interpretativo de Mifune: “No puedo imaginar otro actor con esa presencia en la pantalla”.
Por su parte, Rikiya Mifune dijo que hoy era “un día muy especial” para su familia y ensalzó que, casi dos décadas después de su muerte, los logros de Mifune sean todavía “apreciados”.
Además, apuntó que él, personalmente, recuerda a su abuelo como un “caballero” y como un “verdadero samurai” incluso cuando estaba en casa con sus seres queridos.