Pasaron las 48 horas fijadas y no hubo respuesta. Después de una semana, tampoco.
Esto es grave porque se ha repetido lo que ocurría en tiempos de la dictadura: los hábeas corpus no obtenían respuesta. Decimos ahora que estamos en democracia, pero sin hábeas corpus, no es verdad.
Por eso estoy triste. Pero aún existe otro motivo de tristeza. Después de esta negativa de este hábeas corpus, muy pocas personas y organizaciones se han dado por enteradas.
Ninguno de los dos partidos tradicionales, tampoco los otros partiditos u organizaciones y movimientos que sueñan en que les votemos. Ninguna de las iglesias. Tampoco las asociaciones de empresarios, católicos o no creyentes, sindicatos de todas clases, cooperativas, centros de colegios o universidades etc etc... Y pocas personas.
Pareciera que un hábeas corpus denegado no importara.
Y sin embargo, es la herramienta para prevenir atropellos del Estado, para castigar si nos torturan o matan, para darnos la libertad que injustamente nos quitaron.
Hoy les toca a Luis, Arnaldo y Néstor, pero mañana nos puede tocar a usted o a mí.
Escribo todo esto para que hagamos algo. Ya.
Si usted pertenece a un colectivo escriban una denuncia y dénosla para que la divulguemos. Partidos políticos que tengan candidatos sepan que sin dar su voto público positivo a este hábeas corpus, procuraremos no darle ni un voto. Asociaciones religiosas, filantrópicas o patriotas, borren este título porque, si callan, es mentira.
Jóvenes, denle a la creatividad comprometida. Un día, si valen, van a necesitar un hábeas corpus y no lo tendrán.
Ha llegado la hora de que seamos lo que decimos que somos.