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CIUDAD DE MÉXICO
Soldados y policías federales de México capturaron ayer a Omar Treviño Morales, líder del sanguinario cártel de Los Zetas, el segundo golpe contra poderosas organizaciones criminales en una semana.
El Z-42, hermano del capturado ex líder zeta, Miguel Ángel Treviño Morales, fue arrestado durante la madrugada en una lujosa zona residencial de Monterrey, confirmó un portavoz de la Policía Federal bajo condición de anonimato. Treviño será trasladado a Ciudad de México, donde se espera rinda su declaración y sea sometido a un examen de ADN que permitirá a la autoridad establecer su identidad, dijo una fuente de seguridad.
otro capo detenido. La detención ocurrió días después de la captura de Servando Gómez, La Tuta, líder del cártel de Los Caballeros Templarios, rivales de Los Zetas, con sede en el occidental estado de Michoacán. Los Gobiernos de México y EEUU ofrecían una recompensa para quienes dieran información que llevara a su captura; 1.99 millones de dólares y 5 millones de dólares, respectivamente.
Funcionarios de seguridad han dicho que Los Zetas –una organización que nació con desertores de un cuerpo élite del Ejército mexicano– está diezmada tras la caída en el 2012 de Heriberto El Lazca Lazcano a manos de infantes de Marina, y un año después la captura del capo Miguel Ángel Treviño, el Z-40.
Cerca de una decena de importantes capos han sido detenidos durante el Gobierno del presidente Enrique Peña, mientras que otros como Ismael El Mayo Zambada, posiblemente el último de la llamada “vieja escuela del narco”, siguen libres. De esa generación surgieron grandes narcotraficantes como Joaquín El Chapo Guzmán, detenido por segunda vez en febrero de 2014.
Omar Treviño es considerado autor de asesinatos y secuestros en la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo entre el 2005 y el 2006 y de introducir enormes cargas de cocaína a Estados Unidos cuando Los Zetas eran el brazo armado del antiguo cártel del Golfo, según la página de internet de la DEA. Los Zetas rompieron con el cártel del Golfo en 2010 y comenzaron a crecer, convirtiéndose en una de las peores amenazas a la seguridad en México por sus sangrientos métodos para eliminar rivales y por expandir sus operaciones a los secuestros y las extorsiones en los territorios que conquistaban.
