Si bien la tasa de crecimiento del PIB es a nivel nacional y la Encuesta Continua de Empleo es para Asunción y el área metropolitana, no se puede negar que al parecer los vínculos entre crecimiento y empleo se debilitan aún más de lo que ya sabíamos.
A pesar de las múltiples obras que están en ejecución en esta zona del país, se observa un deterioro de algunos indicadores laborales. Esta situación debe alertar a las autoridades y analizar con detenimiento la situación y, sobre todo, las posibles causas.
Si esta tendencia continua, la situación puede tornarse peligrosa. El área metropolitana de Asunción presenta un rápido crecimiento poblacional y ello exige políticas públicas que enfrenten las crecientes demandas ciudadanas, entre ellas las de empleo.
El trabajo remunerado constituye la principal fuente de ingresos de los hogares. Para la juventud es parte de su proceso de transición hacia la adultez y para las mujeres el medio para lograr su autonomía y empoderamiento. Una desaceleración en el ritmo de creación de nuevos puestos laborales tendrá un alto impacto negativo en la economía y en el bienestar de los hogares. Es impensable pensar en la posibilidad de retrocesos con un crecimiento del 4% anual.
El Gobierno debe tomar cartas en el asunto y tratar de entender qué es lo que está pasando y qué no está funcionando en su política económica y en su política laboral.
Asunción y su área metropolitana cuenta con las mejores condiciones para desarrollarse en comparación con otras zonas del país. Su población es la que tiene mayores niveles de estudio; por su tamaño y diversidad cuenta con una oferta de trabajo con casi cualquier perfil profesional. Las condiciones de comunicación y logística vial así como la cobertura de servicios públicos superan ampliamente los promedios nacionales.
Es incomprensible que frente a esta coyuntura los resultados económicos estén en retroceso. ¿Qué podría esperarse de zonas del país más deprimidas, con mayores niveles de pobreza y escaso nivel del capital humano?
De manera urgente se deben estudiar los cuellos de botella que impiden que un crecimiento económico del 4% y los montos de inversión pública que se están ejecutando tengan efectos positivos en el nivel de empleo y menos aún en la calidad de los empleos existentes.
El Gobierno debe implementar medidas que garanticen la fluidez de los mecanismos de transmisión entre el crecimiento económico y el mercado laboral con el objetivo de revertir en el corto plazo la tendencia negativa, y en el mediano y largo plazo asegurar no solo mayor nivel de empleo sino fundamentalmente la disminución del subempleo y la mejora sustancial de la calidad del empleo.
La pérdida del empleo en edades avanzadas, el desempleo en la juventud y el subempleo de las mujeres, la mala calidad del empleo adulto tienen altos costos económicos y sociales, lo que exige una mirada crítica a la situación actual y una estrategia para enfrentarla.