“Existe actualmente un impulso de confianza en la economía de Brasil”, explicó Meirelles en un discurso en la Cámara de Comercio de EEUU-Brasil en Washington, donde participa en la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Sin embargo, subrayó que “los mercados están apostando porque las reformas sean aprobadas, algo que espero sea así” para que este empuje se transmita a la economía real.
Las propuestas económicas buscan poner un tope al crecimiento del gasto público a través de una enmienda constitucional para encauzar las cuentas públicas, simplificar el régimen fiscal y alentar una mayor inversión extranjera a través de un sistema más abierto.
“Para ello es clave tener unas reglas predecibles y firmes que estén basadas en la competitividad y el mercado, y no en los intereses del Gobierno de turno”, dijo.
El ministro, que accedió al cargo hace apenas unos meses con la llegada del nuevo presidente brasileño, Michel Temer, destacó que los indicadores macroeconómicos apuntan a una paulatina reducción de la inflación, por debajo del 10 % que se alcanzó el pasado año, lo que refleja un regreso a la normalidad.
“La economía está en un momento de cambio, tras la profunda recesión, y el próximo año volveremos al crecimiento positivo”, agregó Meirelles.
Las últimas previsiones del Fondo sitúan el crecimiento negativo de Brasil en el -3,3 % para este año y un leve repunte del 0,5 % para el próximo.
Tras dos años consecutivos de agudas contracciones, y los sobresaltos políticos por el reciente cambio de Gobierno, Brasil ha pasado de ser uno de los motores emergentes de la economía global a uno de sus frenos.