Vera estima que en las cuatro instituciones que están en proceso de clausura no serían más de 1.000 los estudiantes afectados. Ocurre que muchas de las especialidades en cuestión ni siquiera estaban activas. Es decir, son fantasmas.
“Lo que ahora está ocurriendo es que el Cones está clausurando carreras que nunca se implementaron”, dijo, al señalar que “la mayoría son carreras en papeles y en esos casos no hay víctimas”. Según él, las universidades con carreras en proceso de cierre aún están a tiempo de demostrar –si bien no tienen el aval del Cones– que están cumpliendo con mínimos requisitos para impartir carreras del área de la salud. Los afectados –dijo– podrán reinsertarse en cualquier otra universidad que tenga la especialidad habilitada.