28 mar. 2024

Más debates estudiantiles

Susana Oviedo – soviedo@uhora.com.py

En el proceso democrático del país los centros de estudiantes de las universidades y colegios experimentaron etapas de fuerte protagonismo y de prolongados silencios y ausencias. Sus actuaciones han sido intermitentes.

Tuvieron momentos de mucha fuerza e incidencia, como en la lucha por el boleto estudiantil o las protestas por una educación de calidad.

En lo más reciente, los de secundaria incluso llegaron a provocar la destitución de una ministra y a colocar en la agenda de las autoridades nacionales los problemas de la educación.

Los universitarios, con el UNA no te calles, pusieron al descubierto toda la red de corrupción tejida en la antigua y prestigiosa universidad estatal, descabezaron el Rectorado y algunas facultades.

Superando largas etapas de abulia, falta de creatividad y, en algunos casos, sometimiento total al sistema, últimamente algunos centros de estudiantes se sacudieron las cenizas, o polvareda, y recobraron fuerza. Como saliendo de hibernar, nos sorprendieron a todos con dirigentes bien hablados, con mucho contenido y argumentos sólidos. En los últimos años nos sentimos orgullosos de los chicos y chicas de los colegios y de la mayoría de las facultades de la UNA, organizados a través de sus respectivos centros de estudiantes. Nos devolvieron la esperanza. ¡Qué vivificante sería si estos centros estudiantiles se convirtieran en espacios permanentes de discusión de los temas de la realidad nacional y que tengan vuelo propio!

Además, que en ellos se ejerciten el disenso, la tolerancia y la capacidad de argumentar y defender posiciones.

Por eso, cayó tan a contramano el comunicado interno del Ministerio de Educación, emitido la semana pasada, por el que en lugar de propiciarse y facilitar iniciativas de los alumnos se establece que en adelante los debates organizados por los centros de estudiantes deberán pasar previamente por el aparato burocrático. Es decir, contar con un proyecto educativo, “elaborado según las normas del MEC”, aprobado por la supervisión pedagógica de la zona y con una participación pluralista de panelistas, “con responsables de las instituciones educativas como moderadores”.

Con esta medida antidemocrática, y burocratizando una actividad que debería ser libre y acompañada por la institución, el MEC plantea el control absoluto de los debates, conferencias, charlas que decidan organizar los centros de estudiantes. Establece además que los moderadores tienen que ser los responsables del colegio.

Restricciones de esta naturaleza están desfasadas y desalientan las iniciativas estudiantiles. ¿A qué se teme? ¿Acaso tienen miedo a que los estudiantes abran las ojos sobre lo que ocurre a su alrededor o, que conozcan sus derechos? Con disposiciones así, seguiremos preguntándonos: ¿dónde están los ciudadanos?

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