En medio de un acalorado y agresivo debate, la Junta Municipal de Asunción aprobó días atrás la creación del nuevo cargo de “vicedefensoría vecinal”. Se trata, sin lugar a dudas, de una maniobra destinada a ubicar a más politiqueros en el esquema de la Comuna –la cual, a estas alturas, es comparable con una vulgar agencia de colocación de empleos– y continuar esquilmando las arcas municipales, porque inflará el gasto corriente en desmedro de las urgentes y necesarias inversiones que nuestra ciudad capital tanto precisa en áreas tan cruciales como la infraestructura vial o la obra social.
Estos fueron argumentos esgrimidos durante la sesión por los concejales Martín Arévalos y Pepa Kostianovsky, cuyos puntos de vista no podemos más que elogiar y encomiar desde esta tribuna editorial.
Al mismo tiempo, el cuerpo legislativo resolvió la reelección del actual defensor vecinal, Tomás Fretes, a pesar de la existencia de serios vicios que comprometen el proceso de designación, entre otras cosas por el hecho de que su cargo recién fenece en junio del año próximo. La tramoya política quedó así al descubierto: ante un posible cambio de gestión al frente de la Intendencia y la Junta, la mayoría actual optó por mantener en el cargo a una figura comprometida con la administración actual.
Por otra parte, como bien enfatizó la concejala Kostianovsky, se cercenaron las posibilidades de participación a otros candidatos, puesto que el llamado a elección del cargo se publicó solamente cinco días, cuando debió haber sido durante un plazo de dos semanas.
A todo esto, es preciso agregar que, al menos hasta lo que se ha visto hasta el presente tanto a nivel nacional como municipal, los cargos de defensores del pueblo o vecinales han dejado mucho que desear, no solamente porque supusieron un gasto en las erogaciones públicas, sino porque sus respectivos responsables han hecho poco y nada para cumplir las responsabilidades que el marco normativo vigente les confiere, es decir, promover los intereses ciudadanos. Lamentablemente, este tipo de oscuras maniobras son las que deslucen la gestión municipal, pero también atentan contra el espíritu de todo sistema democrático, en el que la transparencia y la austeridad deben ser normas insalvables de conducta.
La ciudadanía debe tomar atenta nota de la tarea que a partir de ahora comenzarán a desarrollar los nuevos defensor y vicedefensora comunal –cargo para el cual fue designada Gladys Fischer–, de forma tal a conocer, en un breve periodo, si los nombramientos se justifican o solo forman parte del viejo esquema prebendario y clientelista que los partidos políticos vienen sosteniendo desde hace décadas en nuestro país, para beneficiar a unos cuantos avivados que viven colgados de las prebendas, y mantener sumidos en el atraso y la miseria a las grandes mayorías populares a quienes los poderosos explotan sin tregua ni misericordia.