A Marifer Aldana le gusta mucho el piano. Comenzó a practicarlo a los cinco años, cuando sus padres le compraron un órgano GEM Rodeo Italiano (con sonido onda The Doors, según la cantante). “Ahí podíamos -con Cristian, su hermano mayor- escuchar a nuestra madre tocando Bach y otros grandes compositores; así realizamos nuestras primeras composiciones, y cinco años más tarde ella me mandó a estudiar piano. Algunas piezas de “Dios te Salve María” son de aquellas épocas hasta la fecha en que se editó el álbum (2006)”, recuerda la cantante en una entrevista.
“En algún momento me gustaría volver a hacer un disco así”, confiesa. Y mientras tanto se dedica a comerse los escenarios con El Otro Yo, banda que formó junto a su hermano a finales de los ochenta, en Temperley (Buenos Aires), y que hoy en día se completa con Gabriel Guerrisi, Ezequiel Araujo y Joan Sprei, quien reemplazó a Ricky Rua a principios de este año. Marifer toca el bajo y se concentra en cantar como si estuviera meditando. “Busco cantar desde el alma”, asegura. “Quiero iluminar y acompañar corazones: revolucionar mentes y despertar la consciencia espiritual”.
Actualmente, la banda recorre ciudades y provincias argentinas en el marco de la gira Punkizante Alternizante, de la que se desprende otra gira mundial denominada “Las dos caras de El Otro Yo”, que incluye a Uruguay (24 de octubre), Paraguay (1 de noviembre) y Chile (15 de noviembre).
EOY en Buenos Aires: show por los 20 años de “Traka Traka”. Domingo 19 de octubre. Foto: Anatole Estudio.
“Seguimos componiendo, pero aún no llega el momento de grabar pues estamos girando sin parar”, cuenta Marifer, quien además de ser bajista y rockera, pinta cuadros, escribe poesías, es instructora de yoga y maestra de bellas artes. Todas esas facetas se decantan en sus discos solistas, como, por ejemplo, “Entresueños” (2000), que en pocas palabras parece narrar el viaje de una persona, raptada por extraterrestres, a través de un universo abstracto musical, creado por Marifer, que concluye con “Efervescencias” y efectos sonoros que nos remiten a los sonidos polifónicos de las videoconsolas 8 bits.
Estos discos son como unos experimentos artísticos de donde surgen las más diversas canciones gracias al juego con el piano, los sintetizadores y el bajo. “No obstante”, admite Marifer, “también en los discos de EOY utilizamos estos y otros más para producir las canciones, pero en forma grupal y consensuada”. Entonces, recuerda que su tercer disco (Noosfera, 2011) comenzó como un proyecto muy humilde, con grabaciones que hacía en guitarras, pianos, sintetizadores y voces. Y cuando les pasó este trabajo a sus amigos para que le agregaran más instrumentos, como las baterías electrónicas, se sorprendió por el alto vuelo que tomaron las canciones.
“Como grandes músicos”, reconoce, “me sorprendieron muchísimo, porque llevaron las canciones a un vuelo mucho más alto del que había imaginado. Ellos son Gerardo Farez, Diego Vainer, Ezequiel Araujo y Gabriel Guerrisi”. Y aunque en realidad “no pensó” mucho cuando compuso Noosfera, el disco sobresale con canciones románticas y existencialistas. Encontramos temas como “Sol”, dedicado a Bambu (el hijo de Marifer), y “Castillo”, una canción muy inocente (fue compuesta por la cantante a los catorce años) que habla “sobre alguien que tiene un gran tesoro dentro de sí y aún nadie puede ver”, inspirada en “esa soledad de ver el mundo de manera diferente”.
Autogestión
Marifer es parte importante de El Otro Yo, un emblema del rock argentino que se edita sus discos a través de su propio sello independiente, “Besótico”, que viene de la palabra beso porque la banda, según la bajista, “siempre tuvo que ver con el amor, con ‘el otro soy yo’”.
Graban con las herramientas que tienen al alcance y de forma autogestionada, incluso si esto conlleva a una lucha contra la contaminación del mundo, en donde ya todo es capitalismo sucio. “Supongo que ser punk”, comenta Marifer, “es poder llevar adelante tu proyecto usando las herramientas sin dejar que el sistema te coma ni te cambie, sin dejar tu esencia ni tu autenticidad”.
La bajista considera que, bajo estos términos, una persona puede ir a un programa de TV comercial a promocionarse, siempre y cuando lo haga de forma auténtica y sin cambiar su discurso para encajar. “La valentía”, reconoce, “está en ir y ser vos mismo, aunque choque, o moleste”.
De esta lucha por la autonomía nace en 2001 la Unión de Músicos Independientes (UMI), una organización a favor de la optimización de los medios para la producción de música independiente y autogestionada. Se crea en un momento en donde su hermano, Cristian Aldana, decide impulsar la música independiente con el apoyo de otros músicos.
Cristian y Marifer Aldana, las dos caras de EOY. Foto: Facebook - El Otro Yo.
“Creo que la escena independiente ha triunfado en Argentina”, destaca Marifer. “Hay más de seis mil bandas de todos los estilos musicales asociadas a la UMI, más las otras que también tocan y editan discos”, dice al recordar que su hermano también fue uno de los impulsores de la Ley Nacional de la Música, sancionada por el Congreso argentino en noviembre de 2012.
“Lo admiro por los ideales que tiene y la valentía para hacer las cosas”, admite. “Metiéndose en la política logró, junto a otros músicos también muy inquietos, que saliera a la luz la Ley de la Música, que es una ley muy importante que ampara a los músicos de Argentina y está escrita por músicos”.
Cuando Cristian se postuló como diputado por el Frente Para la Victoria, en el 2013, buscaba usar a la política como herramienta para cumplir sus sueños. Y, con la reglamentación de la Ley de la Música, y la creación del Instituto Nacional de la Música (que busca formar a los músicos y mejorar la circulación de la música argentina), podría decir que ya lo consiguió.
“Su candidatura”, explica Marifer, “fue testimonial, o sea, en caso de que hubiera ganado, él no hubiera sido diputado, porque estaba último en la lista, él quiere ser solo músico pero sus inquietudes sociales lo han llevado a obtener muchos logros”.
“Por otro lado, si no fuera por su fuerza de voluntad”, continúa, “no existiría EOY, porque al ser una banda independiente, todo el trabajo recae en la banda misma. Imaginate tantos discos editados, tantas giras, todo el trabajo que eso conlleva. Con lo colgada y vaga que soy yo, aún estaríamos orbitando la luna. Pero por suerte tengo este hermano que vale oro”.
Ying Yang
Marifer vino a Paraguay en 2012 para un promocionar “Noosfera” en el teatro del Juan de Salazar (Asunción). En aquella ocasión también se exhibieron unos cuadros suyos. De esta forma nos mostraba parte de su desarrollo personal y artístico como solista.
“No podría vivir”, reconoce actualmente, “sin la testosterona y la magia que ponen mis compañeros de EOY, que me contagian fuerzas y ganas de seguir adelante”. Y este doble camino la hace sentir privilegiada: “Este ying yang es un lujo, y estoy agradecida de poder hacer las dos cosas ya que funcionan para mí como una higiene artística y me enriquecen: me ayudan a mejorar”.
El Otro Yo tocará el próximo sábado 1 de noviembre en el Kop Town de Asunción. Las entradas se venden en Electric Circus (Gral. Díaz 464 e/ Alberdi y 14 de mayo) a G. 100.000.
“Tocaremos -adelanta Marifer- temas de toda nuestra trayectoria. No se lo pierdan, porque va a ser una buena oportunidad para exorcisarse, y soltarse, transmutando todo lo que el rock sabe hacer. ¡Queremos compartir lo invisible de la música en el profundo sentimiento de revolución que da el punk rock!”.