Mariana, en el estado de Minas Gerais (sureste), es una localidad económicamente dependiente de la minería y en donde actuaba Samarco, empresa controlada por la brasileña Vale y la australiana BHP Billiton.
Tal día como hoy hace un año, la ruptura de dos diques de esta compañía, que contenían más 60 millones de metros cúbicos entre agua y residuos tóxicos, produjo un alud que asoló varios pueblos.
El más afectado fue Bento Rodrigues, a unos cincuenta kilómetros de Mariana, donde casi la totalidad de los hogares fue sepultada por el lodo en una tragedia que dejó 19 muertos, la mayoría vecinos de esa villa y trabajadores de la minera.
Desde entonces, Samarco cesó sus actividades, lo que generó un alto desempleo en las poblaciones colindantes que, sin verse afectadas directamente por el alud, perdieron su principal forma de subsistencia.
“Afectó mucho porque nosotros dependemos financieramente de los empleos que genera Samarco. Ahora tenemos más de 12.000 desempleados de un total de 60.000 habitantes. Estamos pasando muchas dificultades y no sirve fingir”, declaró a Efe el presidente de la Cámara Municipal de Mariana, Antonio Marcos de Freitas.
Los manifestantes gritaron en la plaza de la Alcaldía de Mariana "¡Quédate, Quédate!” y portaron carteles en los que se podía leer “justicia, sí; desempleo, no”, “todos somos víctimas” y “el pueblo ya no soporta más desempleo”.
“Están surgiendo una serie de dificultades para que (Samarco) vuelva a operar y esa es nuestra preocupación. No pedimos que vuelva de cualquier manera, queremos que vuelva con las condiciones que tenga que cumplir, con seguridad y justicia”, subrayó Marcos de Freitas.
Poco antes de la concentración, en la misma plaza, dos personas exigieron lo contrario: la expulsión de las multinacionales mineras, lo que ocasionó algún enfrentamiento con los asistentes de la otra protesta.
“Queremos protestar contra ese crimen premeditado. La explotación minera que realizan es feroz y estamos a favor de expulsar a esas empresas internacionales y para eso es necesaria una revolución”, dijo a Efe Gerson Lima, natural de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais.
Por su parte, Marcos de Freitas señaló que “sería una hipocresía” sostener que la zona no necesita del sector minero porque Mariana fue “creada para eso”.
“Es nuestra fuente económica”, agregó.
La catástrofe, calificada como la mayor tragedia medioambiental de la historia de Brasil, causó además daños a lo largo de unos 650 kilómetros en la cuenca del río Doce.