25 abr. 2024

Mala memoria

Ramos generales

Los paraguayos no tenemos memoria.

Al menos no la tenemos para las cosas que de verdad deberían importarnos.

Muchos recordamos fácilmente la fecha exacta en la que el Tanque Ferreira se resbaló en el Mineirão. Pero al mismo tiempo tardaríamos un poco en recordar por qué era que nos indignamos tanto aquella vez con los 23 senadores.

Sucedió en noviembre, cuando el Senado votó por no desaforar al senador colorado Víctor Bogado para que sea investigado por la Justicia. ¿Te acordás?

Kilómetros de papel higiénico lanzados contra el Parlamento, caravanas indignadas, locales comerciales que les negaron la entrada a los 23 malvados y algo muy parecido a una ciudadanía organizada.

Pues resulta que hoy pocos recuerdan a la niñera de oro, o a Perlita, la hija de la diputada Perla de Vázquez, que cobraba cinco salarios de forma irregular: de Itaipú, de la Cámara de Diputados, de la Corte Suprema de Justicia, del Ministerio de Salud Pública y de IPS.

La chica fue condenada a dos años de cárcel, pero con suspensión de la pena, o sea, no va a ir a la cárcel, y además el juez le ha dado la oportunidad de pagar en cuotas.

¡Escándalo! Hoy un nuevo escándalo sacude nuestras vidas de ciudadanos de a pie.

Todo comenzó por una decisión del ahora nuevo héroe de la República, el liberal Blas Llano, quien como presidente del Congreso decidió cortar algunas “gratificaciones” a los funcionarios del Senado.

Entonces, estos esforzados trabajadores montaron en cólera, y echaron la culpa a los periodistas –para variar– y hasta amenazaron con privarnos de sus importantísimos servicios.

Los periodistas de ÚH hicieron un gran trabajo y encontraron que los funcionarios del Senado cobran hasta 5 sobresueldos por año.

Un ejemplo: el presidente del Sindicato del Senado, Hugo Caballero Medina cobra G. 10.152.000 de gratificación trimestral. Su salario es de G. 13.452.000. Solo en los 5 aguinaldos el sindicalista cobra G. 54.060.000 al año.

Los datos publicados por Última Hora son espeluznantes: mientras el director de Impresión del Senado gana G. 12.275.200, un médico ginecoobstetra recibe apenas G. 4.600.000.

El encargado de café en Aduanas gana G. 5.800.000, y un suboficial ayudante de la Policía gana G. 3.099.228. El jefe de ascensoristas del Senado gana (sin sumar sus beneficios) más que una enfermera licenciada.

Los senadores miran para otro lado, Llano piensa que es más bueno que Teresa de Calcula y la gente que mantiene este vergonzoso Estado ya ni se conmueve.

Y así, nuestra mala memoria seguirá manteniendo a esta malísima clase política.