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Pese a que la tevé, el internet y algunos libros desmitifican el arte de la magia revelando sus secretos, la profesión del mago sigue en pie en Paraguay, entre otros, de la mano de trabajadores como Nizugan Junior, Dante Deckmann, Paco el Mago, quienes conversaron con ÚH para brindar su punto de vista sobre este peculiar oficio.
Para Nizugan Junior, quien sostiene que “la magia es tratar de hacer que lo imposible sea posible”, el secreto no solo está en los trucos, sino en el manejo del escenario.
“En mi espectáculo propongo interactuar con el público a través de la magia cómica y los grandes clásicos, que incluyen números de levitación, suspensión sobre espadas con una bailarina, entre otros más”, dice.
Para Nizugan, que ya impartió conferencias de magia en Uruguay y Brasil, lo que distingue a un profesional de otro es la forma de proponer su show en escena, más allá de que existan numerosos trucos de magia. “El cómo presentás tu espectáculo es lo que marca la esencia de tu trabajo”, enfatiza el joven Nizugan.
“Cuando ofrezco un espectáculo, trato de reinventarme con trucos buenos. Además, tengo pocos números, pero bien pulidos, mezclados con aspectos de mi vida que los voy presentando en el show y trato de transmitirlo a las personas”, expresa por su parte el mago Dante Deckmann, quien coincide con Nizugan en ser creativo y original.
LLAMATIVOS. Paco el Mago es otro profesional del medio que ofrece espectáculos infantiles con magia interactiva y ventriloquía, así como el curioso número de aparición mágica de quinceañeras, precedido de un minishow con sorpresas para el público.
Nizugan también propone algo similar, especialmente, para el momento de bailar el vals. “Le hacemos aparecer a la quinceañera en una caja de cristal vacía, ubicada en el centro de la pista, rodeada de la gente”, cuenta el mago.
DESAFÍOS. Deckmann, quien participó en convenciones internacionales y en encuentros de magia en Las Vegas (EEUU), asegura que el mago debe “captar la atención de la gente, sorprender y hacer reír”.
Igualmente, Nizugan afirma que la magia se estudia durante toda la vida. “Sigo aprendiendo y especializándome con el tiempo. Pese a que hay números de magia famosos ya armados, uno debe darle un toque personal y un estilo al truco. Eso precisa de mucha técnica y cada mago debe mejorarlo”, expresa, además de detallar que en ocasiones se deben comprar máquinas de entre 3.000 y 7.000 dólares.
Según Deckmann, otro de los desafíos a enfrentar es la percepción sobre su oficio, ya que muchos tienden a confundir al mago con un animador infantil. “Para muchos, hoy día están en la misma bolsa el payaso, el mariachi y el carita pintada. Por eso, muchas personas ya no respetan la figura del mago, y esto quiebra la credibilidad de los magos”, concluye el artista.