La celebración tuvo lugar, ayer, entre el descontento social y fiestas populares. Desde las famosas jineteadas hasta conciertos de música al aire libre, el epicentro conmemorativo se desarrolló en medio de la protesta campesina, el reclamo particular de los estudiantes de la Universidad Católica y el contencioso doméstico que mantienen los vecinos del Parque Pavetti con el Municipio.
En efecto, el desembarco de la imagen de Nuestra Señora de la Asunción, que se realiza en honor a la santa patrona de la ciudad, se demoró por espacio de una hora debido a la presencia de cientos de campesinos y organizaciones civiles que se manifestaban frente a la Catedral Metropolitana.
La tradicional procesión náutica se hizo por primera vez en horas de la mañana; antes se realizaba a las 15.00. Centenares de feligreses, en su mayoría niños y jóvenes, peregrinaron junto a la Virgen, desde el puerto viejo –atravesando parte de la Costanera– hasta el antiguo templo asunceno.
Allí aguardaba la caravana, con varios concejales capitalinos, el intendente Mario Ferreiro, quien protagonizó un inusual altercado con una mujer que le reclamaba –junto a un grupo de gente– la preservación del Parque Pavetti que está en litigio por su delimitación. “Vos querés un parque privado para vos”, le retrucó Ferreiro a la vecina Santísima Trinidad, antiguo barrio de la capital.
El jefe comunal volvió sobre sus pasos y se dirigió a la señora que lo tildaba de “vendepatria” y “aliado de (Horacio) Cartes”.
“Estos son los pobres –apuntando a los campesinos–; andá con ellos en el campo, no tienen ni qué comer ellos”, le vociferó exaltado y casi perdiendo la compostura en lo que sería la antesala de la celebración eucarística que estuvo presidida por el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela.
Tampoco el prelado pudo evitar toparse con la crisis interna que vive la Universidad Católica con la toma de la sede central y su Rectorado. Tres gigantes trapos colgados en el edificio de la universidad, situado a la vera de la Catedral, llevaban las siguientes inscripciones: “Reforma del Estatuto ya”, “Hacemos lío y lo organizamos bien” y “Queremos paz, fuera Narciso”, en alusión al rector de la institución, el presbítero Narciso Velázquez.
Menos faltaron quienes exigen justicia para los campesinos condenados a la cárcel por la matanza de Curuguaty.
La fiesta continuó igual en el ex Seminario Metropolitano, donde cientos de jinetes de la Asociación de Jinetes del Paraguay realizaron demostración de sus habilidades a caballo. El microcentro asunceno se llenó de conciertos de música durante el final de la jornada festiva. A 480 años, Asunción seguirá siendo –al parecer– epicentro de protestas sociales y punto de encuentro de diferentes expresiones de la cultura paraguaya.