Macri defendió en una rueda de prensa convocada en la casa presidencial que, en primer lugar, había que “poner el tema sobre la mesa, no negarlo” y “tener como eje que hay que combatir” la inseguridad empezando por el combate al narcotráfico, ya que “el desarrollo del narcotráfico en la última década provocó un aumento del delito y en la violencia del delito”.
Para reforzar su compromiso en esta lucha, el presidente recordó la firma de un acuerdo con representantes de todas las provincias argentinas el mes pasado en Buenos Aires para “trabajar juntos” en la lucha contra la venta de drogas.
También destacó las reformas que se han realizado en las fuerzas federales para “atacar” los delitos federales y trabajar en conjunto para reconvertir la policía de la provincia de Buenos -la más poblada del país-, capacitarla, equiparla y trabajar coordinadamente con las fuerzas federales; una mejora que espera que dé resultados “con el correr de los meses”.
Macri lamentó la situación, alegando que el “punto de partida” de su Gobierno, luego de doce años de gestión kirchnerista, está en que “en muchas zonas del país, el delito llegó a niveles que hacen muy difícil la vida de la gente del trabajo, de la gente de bien”.
Estas afirmaciones llegaron tras dos semanas en las que la esfera mediática no ha parado de hablar de múltiples robos, ataques y asesinatos a civiles en el país, con especial intensidad en la provincia de Buenos Aires.
Asimismo, las realizó el mismo día que salieron a la luz unas estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) que indican que en Argentina tiene un alto índice de pobreza que afecta al 32,2 % de la población urbana y con una incidencia mayor en los niños.
Estas estadísticas, publicadas por primera vez en tres años, revelan que 8,7 millones de argentinos no llegan a cubrir sus necesidades básicas de alimentos y servicios.
