El Auriazul sacó provecho de los errores y espacios que dejó Independiente en su ansiada búsqueda del gol. Sanguinetti apostó por Dos Santos como creador de juego, pero este en el primer tiempo no estuvo preciso; le costó encajar en el equipo que se inclinó a jugar de contra explotando la velocidad de Alegre por derecha y Villalba por izquierda.
En el complemento el ex Cerro pudo acomodarse y comenzó a darle claridad y seguridad a los suyos.
La zona defensiva estuvo bastante sólida con Escobar y Cabrera, quienes se encargaron de neutralizar las acciones de los atacantes de Campo Grande, quienes pasaron desapercibidos. No así los de Luqueño, quienes estuvieron movedizos y atrevidos ganando las espaldas de los defensores, aprovechando al máximo los espacios.
Celso Ayala tendrá un arduo trabajo para volver a encausar al equipo, y que los refuerzos asimilen su idea de juego.