Es un paso positivo que por fin el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) haya adquirido la tecnología que permitirá a la Patrulla Caminera –llamada Policía Caminera hasta hace poco– realizar un control más eficiente del comportamiento de los conductores con el objetivo de incrementar los índices de seguridad en las rutas.
Es cierto que la exigua cantidad de aparatos –apenas son 9– no podrá cubrir la demanda de control rutero, pero hay que pensar en positivo y augurar que sea un comienzo que tendrá complementos a corto plazo.
En nuestro país, la falta de una fiscalización eficaz es una de las causas de la violación de las normas en los diversos campos. En las rutas es donde se ve a cabalidad esta situación: al no haber agentes de la Caminera apostados en las banquinas, los conductores circulan con exceso de velocidad, adelantan en curvas, hablan por celulares y escuchan música con audífonos.
La consecuencia de las transgresiones son los accidentes con desgracias fatales, considerables daños materiales y heridos graves que a diario abarrotan Emergencias Médicas y otros servicios de salud.
Esa ausencia de control puede empezar a ser superada con el uso de radares por parte de la Patrulla Caminera, la única facultada legalmente a sancionar a conductores de autos, camionetas y camiones sobre las rutas nacionales.
La tecnología le permitirá a los policías detectar desde un kilómetro a quienes sobrepasan los 110 kilómetros por hora que la nueva ley de tránsito permite, realizan adelantamientos indebidos, no llevan puestos los cinturones o tienen comportamientos indebidos –usan auriculares, toman tereré o hablan por celular– en el habitáculo de los rodados.
La Caminera ha señalado que, por ahora, los controles se harán solamente en lugares donde las rutas están bien señalizadas. De ser así, serán escasos los lugares en los que podrán apostarse y pronto acabará el factor sorpresa esencial para pescar a los infractores.
La señalización es de gran relevancia, puesto que las marcas sobre la calzada y los letreros indicadores de peligro (curvas, cruce de animales, salida de camiones y trabajos viales) contribuyen a dar seguridad a los conductores. Al no existir o al estar en malas condiciones –tal como ocurre ahora en la mayoría de las rutas–, son factores que ponen en riesgo la vida humana.
El MOPC debe tener conciencia de que los radares que ahora pone en servicio serán irrelevantes para la seguridad de las personas si, a la par, no señaliza adecuadamente las rutas y no empieza a utilizar el dinero de los peajes aumentados el año pasado para invertir en el mejoramiento de las vías de circulación vehicular.
Por otro lado, la Patrulla Caminera –además de multar a los infractores– tendrá que poner énfasis en educar a los conductores que transgredan las normas. Las mismas son eficaces cuando las personas las cumplen libremente, sin necesidad de control y sanción.