Los dos textos salieron adelante en su votación en una comisión de la Asamblea General, aunque se encontraron la oposición de un buen número de países.
En el caso de Siria, la resolución condena los ataques contra civiles en la ciudad de Alepo y otras zonas bajo asedio y exige que se permita el suministro de ayuda humanitaria a toda la población.
Además, condena las violaciones de las normas internacionales con ataques “indiscriminados” y “desproporcionados” y con el uso de armas como barriles explosivos y la utilización de armas químicas.
El texto apunta directamente al régimen y deplora la violencia que ejerce contra su propio pueblo, aunque señala también al Estado Islámico (EI) y al Frente al Nusra como responsables de ataques contra civiles y violaciones generalizadas de los derechos humanos.
La resolución recibió 116 votos a favor, 49 abstenciones y 15 votos en contra, incluidos los de la propia Siria, Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Venezuela o Cuba.
Mientras, en el caso de Irán, la resolución salió adelante con el respaldo de 85 países, la abstención de 63 y el voto en contra de otros 35.
El texto expresa preocupación por los “límites severos” que se imponen en el país a la libertad religiosa, el alto número de ejecuciones, el uso de las detenciones arbitrarias y la persecución de oposición, periodistas, activistas y ciertas minorías.
