28 mar. 2024

Los menonitas incorporan a nativos del Chaco en trabajos de ganadería

Por Elisa Alvariza Arce

Empleo formal.  Sabrina Sargento,  además del salario mínimo legal,  recibe otros  beneficios.

Empleo formal. Sabrina Sargento, además del salario mínimo legal, recibe otros beneficios.

elisa-alvariza@uhora.py

El desarrollo de la producción pecuaria y lechera en el Chaco, de la mano de las colonias menonitas y ganaderos locales, propicia una relación estrecha entre los pueblos indígenas y los empresarios en una asociación clave para atender la demanda de mano de obra y obtener mejores resultados en los negocios, respectivamente.

Aparte, al incorporar a los nativos, con todos los beneficios del empleo formal, se contribuye al desarrollo de la comunidad.

La mayoría de los cabañeros indígenas conviven en las estancias, donde cuentan con alimentación y vivienda de forma gratuita, además de ser ayudados en educación.

En cuanto al sueldo que les proveen, es de acuerdo con los trabajos que desempeñan; el mínimo es de G. 1.200.000 y llega hasta los G. 3.000.000.

sabrina. Sabrina Sargento, de la comunidad indígena Toba, tiene un oficio poco común para las mujeres, ella es cabañera de una estancia en Chaco Central, se dedica al cuidado de animales de la raza bovina, oficio que lo comparte con su esposo. Fruto de este empleo puede dar educación a sus dos hijas, que van al tercer y cuarto grado de la educación escolar básica, según relató Sabrina.

“Creo que soy la única mujer que se desempeña en este oficio, me gusta porque gracias a esto mis hijas estudian, vamos a procurar por ellas”, expresa la cabañera mientras se encarga de preparar las bateas para dar de beber agua a los animales, viendo de que no falte nada al caer la tarde.

Esta es solo una de las historias de los indígenas del Chaco que desempeñan el oficio denominado cabañeros. Gracias a este empleo, muchos indígenas están integrados en la sociedad, generando sus propios ingresos y bienestar familiar.

roquelino. Roquelino Zacarías, un joven indígena de la parcialidad Lengua Norte, con 25 años de edad, contó que ya tiene mucha experiencia en trabajos de hacienda, especialmente en la crianza de la raza bovina Santa Gertrudis, ya que primero su padre trabajó en la estancia y luego su hermano; ambos le transmitieron todos los conocimientos desde que era pequeño.

Contó con orgullo que el año pasado en la Expo Neuland, recibió una mención como mejor cabañero; su próximo objetivo es convertirse en el jinete. “Es bueno trabajar con los menonitas porque nos enseñan, aprendemos mucho de todo lo que corresponde al cuidado de los animales”, relató con una sonrisa.

Enrique Ratzlaff, menonita, propietario del rancho El Reposo, señaló que siempre prefieren a los indígenas para el trabajo, “tenemos una larga relación de amistad, hace más de 80 años, que convivimos con ellos, sabemos que son los más conocedores de la zona”.

El empresario comentó también que cuando vienen ayudas estatales, donde se reparten víveres y otras cosas, ellos tienden a dejar su lugar de trabajo por la tentación de recibir esa asistencia gratuita, lo que incide en su trabajo.

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