Más que sorpresa, despertó burlas y comentarios jocosos en las redes sociales en internet. La información de que los efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta estuvieron “a punto de capturar” a los principales miembros de la banda armada criminal autodenominada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), ha motivado a recordar otros fiascos cometidos durante las acciones operativas en el Norte del país.
Según la versión brindada por fuentes policiales y admitida por el vocero de la FTC, cerca de las 22.00 del domingo 14 de mayo una patrulla de miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta advirtió que un grupo de hombres armados se encontraban en una zona boscosa de Azotey, en el Departamento de Concepción, y que evidentemente se trataba de los integrantes del EPP.
Rápidamente, la novedad fue comunicada a los superiores de la FTC, que empezaron a desplegar a otros grupos comandos militares para llegar hasta el sitio y poder rodear a los integrantes del grupo criminal, pero aparentemente se perdió mucho tiempo en el proceso y cuando los grupos tácticos llegaron, los del EPP ya habían logrado escapar de nuevo.
Más allá de las excusas que se puedan encontrar, resulta lógico que en acciones de combate contra grupos armados criminales se puedan cometer errores o puedan surgir inconvenientes que dificulten los operativos. El problema es cuando los errores o los “intentos fallidos” se repiten con frecuencia y, en contrapartida, no se exhibe ningún resultado exitoso importante.
Hasta ahora, en casi tres años de operaciones de la Fuerza de Tarea Conjunta, desde que el Gobierno del presidente Horacio Cartes obtuvo una ley especial del Congreso para que los militares puedan participar de la lucha contra el EPP, conjuntamente con miembros de la Policía Nacional, no se han producido resultados positivos importantes en este proceso, especialmente en el sentido de lograr la captura de los principales líderes del grupo criminal.
Por el contrario, el EPP ha continuado actuando y asestando golpes con mucha impunidad en diversas estancias y localidades del Norte del país, cometiendo secuestros y manteniendo en cautiverio a tres ciudadanos. Entre ellos, el policía Edelio Morínigo, quien hoy cumple 1.058 días de estar secuestrado, el mayor tiempo de cautiverio sufrido por un compatriota hasta el momento. Junto a él, también permanecen en poder del grupo criminal el colono menonita Abraham Fehr –659 días–, y el ganadero Félix Urbieta, quien lleva 227 días secuestrado.
En ese contexto, las informaciones de que hubo una “casi captura” de miembros del grupo criminal resulta por lo menos risible, generando la burla de la población.