“Bienvenido a las últimas demandas del liderazgo”, le dije, La nueva inteligencia ejecutiva es la capacidad de reconocer, entender y gestionar emociones en el trabajo. Es lo que algunos autores llaman el lado humano de la vida profesional.
Porque no se pueden evitar las emociones en el trabajo, están ahí en cada persona y se mantienen ocultas, o no se reconocen, hasta que alguna crisis las hace explotar. Y no es algo que está solo en cada persona. Es algo que sucede en el entorno, y activa algo que la persona tiene dentro, por eso reacciona, y en vez de razonar en conjunto por ejemplo, cada uno defiende su “parte”, procurando tener razón y ganarles a los demás.
Gestionar las emociones adecuadamente es un nuevo rol de todo líder, empecemos por poner un poco de distancia, hacer silencio, escuchar y observar para entender lo que se dice por debajo de las palabras, desde los deseos de cada persona, no sea que alguien actúe desde los afectos buscando reconocimiento y cercanía, mientras otro actúa desde el poder buscando el predominio.
Evitar o negar las emociones en el trabajo es lo que te obliga a gestionar el malestar y la baja productividad individual y grupal; atendiendo siempre conflictos y enfrentamientos no vas a aprovechar todo el talento que está disponible.