Caída la noche del sábado, el estadio Nicolas Leóz lucía sus galas en pos de recibir a un renombrado plantel albinegro que en la ocasión llegaba afilado y airoso de sumar sus primeros tres puntos en el campeonato. Antes había goleado al Huracán argentino, por Copa Sudamericana, y el debut local no tendría por qué traer sorpresas.
En el frente, la visita con muchas caras nuevas, apremiado por la sombra del descenso y la necesidad de mejorar su imagen, Rubio Ñu no sería un rival fácil. El último campeón paraguayo tuvo que sudar y mucho para buscar romper el cerco del conjunto del barrio Santísima Trinidad, situación que finalmente nunca sucedió.
Insistir y mucho parecía ser la consigna de los dirigidos por Fernando Jubero, pero con el juego anunciado por el medio, abusando de los pelotazos, buscando la referencia de Óscar “Tacuara” Cardozo en el ataque, o la cabeza de Antolín Alcaraz, Paulo Da Silva, Antonio Bareiro y Santiago Salcedo a partir de las pelotas paradas.
Durante la primera etapa, en lo colectivo, los muchachos de Hernán Lisi mostraron una presentación más óptima que en el segundo, pero sin éxito en la definición tuvieron que dedicarse a defender las arremetidas gumarelas en la complementaria.
En una de sus típicas maniobras raras, el entrenador español sacaría del campo a Cardozo y mandaría al frente a Jorge Recalde. Notablemente “el Pollo” no estuvo a la altura de la jornada y casi no tuvo participación en el juego.
Por su parte, para el estratega argentino, el empate no era mal negocio. Así, Iván Cañete ingresaría para reforzar la zaga por Hugo Lusardi.
El cambio quemó los minutos adicionados por el árbitro Quintana y dejó a Libertad nervioso, sin ideas, y más cerca de su propio arco que de generar alguna situación inminente de gol. Así, 585 pagantes volvieron a sus casas sin ver lo más lindo que conoce este deporte.
Las estadísticas señalan que en el año, Libertad y Rubio Ñu empataron las tres veces que se enfrentaron.