20 abr. 2024

Leyes hot dog

Sobre esto y aquello

En una recordada sesión, un legislador paraguayo propuso crear una comisión hot dog; quiso decir ad hoc y se equivocó. Ad hoc significa “para esto”, o “para este propósito”. Una comisión ad hoc es una comisión creada por un tiempo determinado y con un propósito determinado (p. ej., hacer un trabajo específico). Existen cargos ad hoc, también creados por un tiempo determinado y con un propósito determinado. En ambos casos, puede suceder que se alargue el plazo y no se haga el trabajo; en realidad, esto sucede con harta frecuencia.

¿Y qué pasa con todo lo que se paga por el asfalto de una calle que nunca se asfaltó? ¿O de un servicio inexistente? ¿O de tantas medidas transitorias que se vuelven crónicas? En vez de ad hoc, a todas estas obligaciones y disposiciones deberíamos llamarlas hot dog. Aun siendo un término inglés, hot dog expresa una característica esencial del sistema imperante. Por sinceridad, muchos dirigentes políticos deberían andar con la remera: Je suis hot dog.

El tema da para libros enteros. Para no cansar, voy a referirme solo a dos leyes hot dog. Las leyes de esta laya están más cerca de su etimología latina: se hacen “para esto”, o sea, para alguna decisión surgida en el seno de la muchachada. Un grupo de vialeros quiso convertir en cantera el parque Defensores del Chaco: como adivinando sus deseos, y con una velocidad sorprendente, se aprobó la Ley 5392/15.

Con esa ley, la superficie del Defensores se encogió: de 780.000 pasó a 720.000 hectáreas; 60.000 menos. Investigaciones periodísticas nos han mostrado que 14.000 de las 60.000 desaparecidas se han utilizado para formar estancias. La norma autoriza a utilizar el parque para garantizar la seguridad nacional y el desarrollo sostenible. Entiéndase, piedras a discreción.

Ahora se propone una ley que autoriza el espionaje en internet. Uno de los argumentos es que se quiere terminar con la impunidad porque “hoy todos los delitos se cometen a través de internet” (Última Hora, 23-2-15, página 39). Yo no sé cómo se viola, cómo se apuñala, cómo se regalan empleos a las niñeras, etc., a través de internet. Quitando algunas metidas de pata, como la del magistrado que tenía en su computadora su tarifa de coimas, no sé cómo se va a terminar con la coima controlando internet. Sin necesidad del espionaje, se podría acabar con la impunidad cumpliendo la ley, así como está, si es que se la quiere cumplir. Caso contrario, no hay internet que valga. Por lo demás, ya existe bastante piratería en la red, y no se la debe legalizar con alguna ley hot dog. Ese tipo de espionaje ha sido censurado en todo el mundo. Aquí resulta particularmente censurable, porque da facultades excesivas a una burocracia que no hace nada para merecer la confianza de la ciudadanía.