En este sentido es sintomático el conjunto de leyes en los tiempos de la esclavitud. Hacían sufrir a víctimas inocentes y los que estaban contra la esclavitud se veían frenados en sus justos deseos de la liberación total de los esclavos por leyes que lo impedían. Y es que el mero ser ley no es garantía de ser justa.
Han llegado a mi alcance unos datos sobre la vigencia todavía de leyes del tiempo de la dictadura militar en la Argentina.
“De las 4.449 leyes vigentes, 417 fueron pensadas, escritas y aprobadas durante el tiempo de la dictadura militar. Es decir que una de cada diez normas que hoy regulan la sociedad fue creada en un gobierno de facto sangriento. Estas leyes afectan a muchos aspectos de la vida cotidiana, desde el funcionamiento de los bancos y la relación del Estado con la Iglesia hasta la estructura judicial y aduanera”.
“Las 417 leyes de la última dictadura son apenas la punta de un iceberg que revela una sociedad encorsetada”.
Y lo que ocurre en la Argentina sucede, y tal vez más, en nuestro Paraguay, porque fueron 35 los años de Stroessner dictador.
Animo a que presionemos como pueblo para cambiar el protocolo y ordenanzas con que se hacen los allanamientos para desalojar a nuestros campesinos. Y sobre los indígenas recuerden el pensamiento-ley de un presidente: “Los quiero reducidos o muertos”, que todavía impregna nuestras relaciones de gobierno con ellos.
Para resolver estas situaciones es necesario abrir un debate sobre la importancia de “crear leyes democráticas para una democracia”.