En un conversación telefónica desde la cárcel con el portal argentino Infobae, el que fuera estrecho colaborador del ex presidente Néstor Kirchner (fallecido en 2010) y principal adjudicatario de la obra pública en el sur del país durante el kirchnerismo lamentó que él y su familia hayan sido “condenados anticipadamente” por la opinión pública.
“No soy testaferro de Cristina Fernández de Kirchner ni de la familia Kirchner. Un testaferro no pediría en la causa y por escrito que se investigue la obra pública porque aparentemente todo el mundo pretende que se corte el hilo en Lázaro Báez”, recalcó.
El dueño de Austral Construcciones hizo hincapié en que su defensa ha pedido que se investigue la concesión de obras públicas y aseguró que la información que sale a la luz está orientada a inculparle a él y a su familia.
“No sé si se trata de traición o no traición, lo que sí creo es que acá hay demasiada mano extraña para que, vuelvo a reiterar, el hilo se corte en Lázaro Báez”, acusó.
Ejemplo de ello, según el detenido, son los incidentes que vivieron sus hijos esta semana cuando, llamados a testificar por la Justicia en el marco de la misma causa, regresaron a Buenos Aires y sufrieron insultos de la gente mientras que Máximo Kirchner –hijo de los ex presidentes que casualmente viajó en el mismo avión– pasó sin inconvenientes.
“Es una expresión clarita de lo que estamos hablando. A mis hijos los insultaron y atrás sale el hijo de la ex presidenta... muy amable, todo el mundo. Nosotros no somos los que manejábamos los intereses de este país y tampoco éramos los que direccionábamos, como dicen, la obra pública ni nada que se refiera a concesiones”, dijo. efe