Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de sus enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan... No hay otro a quien esperar: Yo soy el Señor y no hay otro, nos declara también en la Primera lectura.
Tener visión sobrenatural es ver las cosas como Dios las ve, aprender a interpretar y juzgar los acontecimientos desde el ángulo de la fe. Solo así entenderemos nuestra vida y el mundo en el que estamos.
A veces se oye decir: «Si Dios obrara un milagro, entonces creería, entonces me tomaría a Dios en serio». O bien: «Si el Señor me diera pruebas más contundentes de mi vocación, me entregaría a Él sin reservas».
El Señor nos da la suficiente luz para seguir el camino. Luz en el alma, y luz a través de las personas que ha puesto a nuestro lado. Pero la voluntad, si no es humilde, tiende a pedir nuevas señales, que ella misma querría también juzgar si son suficientes.
El papa Francisco en una homilía en la Misa celebrada en Santa Marta dijo: «Este caminar en la vida con este espíritu: el espíritu de Dios, que nos ayuda a juzgar, a tomar decisiones según el corazón de Dios. Y este espíritu nos da paz ¡siempre! Es el espíritu de paz, espíritu de amor, espíritu de fraternidad. Y la santidad es esto exactamente».
«Lo que Dios le pide a Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé irreprensible’, es esto: esta paz. Ir bajo la inspiración del Espíritu Santo y de esta sabiduría. Y el hombre y la mujer que caminan así, se puede decir que son un hombre o una mujer sabios. Un hombre sabio y una mujer sabia, porque se mueven bajo la inspiración de la paciencia de Dios».
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=19105)