Todos conocemos a Batman, el de las azarosas y heroicas hazañas combatiendo canallas y malevos variopintos que desde hace más de setenta años asedian la mítica, pero reconocible, ciudad de Gotham. Acompañado por su fiel acólito Robin, triunfa una y otra vez contra el mal salvando a la ciudad y sus habitantes. Claro, la necesidad de continuidad de las historietas requiere que los malhechores sobrevivan, para volver a sus fechorías con más ímpetu en la siguiente entrega.
Pero hay otro Batman. Es una ciudad en la región kurda del sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria e Iraq, una de las zonas más conflictivas, peligrosas y violentas del mundo.
Allí, un joven ingeniero local, Ekrem Teymur, fundó una empresa familiar, Yeni Medya, que se dedica al monitoreo de medios y el análisis de grandes volúmenes de datos. Ekrem creó un software que hace el seguimiento de los medios globales de prensa y redes sociales, archivando más de un millón de artículos por día. Puede reportar a sus clientes cuando aparecen menciones de ellos e informarles sobre los temas más candentes que se están tratando con mayor intensidad.
No solo reporta el contenido, sino que lo analiza. Puede decirles a sus clientes de dónde viene la noticia, si es positiva o negativa, cuánta gente y dónde la están leyendo, quién la originó, cuántas personas han usado un texto similar en sus comunicaciones, y cómo el texto ha cambiado en las repeticiones. No hay otro servicio en el mundo que tenga esta capacidad de recopilación y análisis.
El tío y las seis hermanas de Ekrem trabajan en la compañía, y tienen como clientes a empresas, políticos y gobiernos de todo el mundo. Con la creciente demanda ha abierto oficinas en Dublín, Dubái, Beirut y Palo Alto, California. La compañía se inició hace solo diez años, en el 2007.
¿Cuáles son los pilares que sustentan el éxito de Yeni Medya, que, desde la remota localidad de Batman, en Kurdistán, se ha convertido en una empresa de facturación millonaria y alcance global? Es evidente que la educación y la conectividad han sido factores determinantes de su éxito. Sin la educación de Ekrem y sus colaboradores, y sin una alta capacidad de transmisión de datos, no habría sido posible que Batman se distinga por otra cosa que su nombre.
En demasiadas localidades de nuestro país, la falta de una educación de calidad, la aislación vial, y la baja o nula conectividad son los villanos que impiden su progreso y despojan a sus jóvenes de las oportunidades que tuvo Ekrem de desarrollar toda su capacidad. Es trágico el desperdicio de este potencial humano, con el atraso y la pobreza que conlleva. No podemos convocarlo al Batman de las historietas para que venga a salvarnos de estos males atávicos, pero sí podemos tomar el ejemplo del Batman kurdo.
La tecnología nos abre nuevas y vastas oportunidades para que la creatividad y la innovación de paraguayos puedan recorrer el globo y llegar a los mejores mercados sin el impedimento de las distancias y sin enfrentarse con arcaicos escollos fronterizos, generando trabajo y buenos ingresos para sus artífices.
Para lograrlo, es necesario que invirtamos más, y, sobre todo, mejor, en educación, y que, con el mismo entusiasmo que destinamos a alentar a nuestros clubes de fútbol y a las campañas políticas, nos empeñemos en construir caminos vecinales pavimentados, y a ensanchar y reducir los costos de las rutas de transmisión de datos que nos conectan al mundo del futuro.
Para cualquier gobierno, estas son hazañas mucho más trascendentes y perdurables que las de Robin y Batman.