Rousseff comparó su experiencia en la cárcel durante la dictadura de Brasil con los ejecutivos acusados de robar dinero de la petrolera al decir que ella, a diferencia de estos, se había resistido a colaborar.
“No respeto a los informantes porque lo sé, estuve presa en la dictadura y ellos intentaron convertirme en uno”, dijo en Nueva York.
Las acusaciones de que firmas locales de ingeniería formaron un cártel para robar dinero de la petrolera y pasarlo a partidos políticos, incluyendo a su Partido de los Trabajadores, han hundido los niveles de aprobación de Rousseff a mínimos históricos. La presidenta hizo declaraciones después de que la revista Veja reportó el viernes que Ricardo Pessoa, un ejecutivo vinculado al escándalo, había dicho en un acuerdo de culpabilidad que parte del dinero del sobreprecio de contratos fue donado a las campañas de Rousseff del 2010 y 2014.
Pessoa, quien fue encarcelado el año pasado en conexión con el escándalo, está bajo arresto domiciliario.
Por otra parte, Dilma tras reunirse con pesos pesado de las finanzas mundiales, como Bill Rhodes (consultor sénior del Citibank), el ex secretario del Tesoro Thimoty Geithner (Warburg Pimcus), Larry Fink (Blackrock) y Martin Marron (JP Morgan), entre otros, y antes de viajar a Washington para un primer encuentro con su colega Barack Obama, clausuró el encuentro empresarial en el que convocó a inversores estadounidenses a participar en el programa gubernamental de modernización de la infraestructura, que contempla la renovación de aeropuertos, carreteras, puertos y vías férreas. REUTERS