La verdadera cacería humana que organizaron varios vecinos del barrio Palma Loma, de Luque, en la noche del martes y la madrugada del miércoles, para perseguir a un joven indígena a quien lo habían sorprendido intentando robar en compañía de otro cómplice en motocicleta, revela el nivel de indignación que se ha apoderado de varios sectores de la población, ante la deficiente acción policial para contener la proliferación de los llamados motochorros o motoasaltantes.
Al ver que los vecinos acudían en apoyo de la víctima del asalto, el hombre que estaba al mando de la motocicleta huyó, abandonando a su cómplice, quien también echó a correr y fue perseguido por un grupo cada vez mayor de pobladores, hasta que, tras dos horas de búsqueda, lo hallaron escondido bajo un camión, en una de las casas del lugar, de donde los vecinos lo sacaron a rastras, para someterlo a una fuerte golpiza hasta casi desfigurarlo, cuando algunos policías llegaron para impedir que siga siendo golpeado.
Situaciones como estas son cada vez más frecuentes. También en la noche del miércoles otro asaltante fue perseguido y casi linchado por vecinos en la zona de Lambaré.
El clima que se ha creado ante la creciente ola de asaltos y crímenes por parte de los delincuentes que operan a bordo de motocicletas ha generado una gran sensación de inseguridad en la ciudadanía, lo que a su vez induce a iniciativas de intolerancia y de hacer justicia por mano propia.
Es común advertir en los posteos en las redes sociales de internet y en los mensajes que emiten muchos sectores ciudadanos a través de los medios de comunicación muchas exhortaciones a crear grupos de autodefensa o las populares comisiones garrote, para perseguir a los motoasaltantes.
Ante esta peligrosa tendencia a imponer una especie de ley del Oeste, corresponde que las autoridades, principalmente del Gobierno, tomen más en serio lo que está ocurriendo y planteen acciones más efectivas para poner un alto a la escalada criminal, antes de que ocurran incidentes más graves que deriven en otros hechos que lamentar.
Si bien existen algunas propuestas que se han discutido en una reciente reunión entre autoridades del Ministerio del Interior e intendentes de Asunción y Central, como iniciativas que se manejan a nivel legislativo para endurecer las penas contra los motoasaltantes y perfeccionar los mecanismos de procesamiento judicial, para que cuando caigan presos no vuelvan a salir en libertad tan fácilmente, en realidad el problema necesita un abordaje más integral, que contemple propuestas de trabajo con la población, generando sistemas de protección y seguridad, mejor presencia policial, menos corrupción y pobreza, más participación ciudadana y sobre todo transparencia en las gestiones de gobierno. Hay que evitar caer en la lógica del sálvese quien pueda y la justicia por mano propia.