También los judíos, como ofrenda a Dios y para el sostenimiento del templo, depositaban sus limosnas en un lugar visible por todos, el gazofilacio. Un día Jesús se encontraba cerca de este lugar y miraba cómo la gente echaba en él monedas de cobre, y bastantes ricos echaban mucho. Vio también cómo se acercaba una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas.
Tanta alegría le produjo al Señor aquel gesto de la mujer que enseguida sintió la necesidad de comunicarlo a sus discípulos. Es el mismo gozo que experimenta su corazón cuando nos entregamos del todo. “El Reino de Dios no tiene precio, y, sin embargo, cuesta exactamente lo que tengas (...). A Pedro y a Andrés les costó el abandono de una barca y de unas redes; a la viuda le costó dos moneditas de plata (cfr. Lc 21, 2); a otro, un vaso de agua fresca (cfr. Mt 10, 42)...”.
En una meditación, el papa Francisco dijo: “Pero los pobres –y este es el tercer punto– no solo son personas a las que les podemos dar algo. También ellos tienen algo que ofrecernos, que enseñarnos. ¡Tenemos tanto que aprender de la sabiduría de los pobres!
Un santo del siglo XVIII, Benito José Labre, que dormía en las calles de Roma y vivía de las limosnas de la gente, se convirtió en consejero espiritual de muchas personas, entre las que figuraban nobles y prelados. En cierto sentido, los pobres son para nosotros como maestros. Nos enseñan que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco. Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad.
Los pobres pueden enseñarnos mucho, también sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parábola del fariseo y el publicano, Jesús presenta a este último como modelo porque es humilde y se considera pecador. “También la viuda que echa dos pequeñas monedas en el tesoro del templo es un ejemplo de la generosidad de quien, aun teniendo poco o nada, da todo”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal y http://es.catholic.net/op/articulos/10453/la-viuda-de-las-dos-monedas.html).