28 mar. 2024

La virtud de la esperanza

Hoy meditamos el evangelio según san Mateo 9, 9-13. El evangelio de la misa nos muestra, una vez más, cómo el Señor está más cerca de quien más lo necesita. Ha venido a curar, a perdonar, a salvar, y no solo a conservar a los que están sanos.

Todo es para bien, diremos en la intimidad de nuestro corazón, aunque atravesemos un gran dolor físico o moral. Hay que superar la tentación del egoísmo, de la tristeza o de los objetivos mezquinos. Caminamos derechamente hacia el cielo, y todo se convertirá en instrumento para estar más cerca y llegar antes. Todo, hasta las flaquezas.

El papa Francisco, a propósito del evangelio de hoy, dijo: «En el desafío del amor, Dios se manifiesta con sorpresas”.

Pensemos en san Mateo. Era un buen comerciante. Además traicionaba a su patria, porque les cobraba los impuestos a los judíos para pagárselo a los romanos. Estaba lleno de plata y cobraba los impuestos. Pasa Jesús, lo mira y le dice: ‘Ven y sígueme’. No lo podía creer. Si después tienen tiempo, vayan a ver el cuadro que Caravaggio pintó sobre esta escena.

Jesús lo llama, le hace así, los que estaban con él dicen: ‘¿A este, que es un traidor, un sinvergüenza?’. Y él se agarra a la plata, y no la quiere dejar. Pero la sorpresa de ser amado lo vence. Y sigue a Jesús.

Esa mañana cuando Mateo fue al trabajo y se despidió de su mujer, nunca pensó que iba a volver sin el dinero y apurado para decirle a su mujer que preparara un banquete. El banquete para aquel que lo había amado primero, que lo había sorprendido con algo muy importante, más importante que toda la plata que tenía.

Déjate sorprender por Dios, no le tengas miedo a las sorpresas. Que te mueven el piso, ¿eh? Nos ponen inseguros, pero nos meten en camino. El verdadero amor te lleva a quemar la vida, aun a riesgo de quedarte con las manos vacías”.

(Del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y http://es.catholic.net)