19 mar. 2024

La verdadera crisis de la educación

Luigi Picollo, vicepresidente del Club de Ejecutivos

Luigi Picollo,

Luigi Picollo,

Creemos que la crisis en la educación superior en el Paraguay está dada por el Cones. Ello, al suspender carreras universitarias, dejando a muchas universidades en problemas financieros, y a miles de alumnos preocupados de haber perdido su tiempo. Esto es un problema en la educación tradicional, pero la posmodernidad ve la crisis de otra forma muy diferente.

Las universidades, algunas buenas y otras regulares en su calidad, ofrecen carreras liberales como abogacía, ingeniería, arquitectura, etc., carreras estructuradas que se venden hace décadas, y cumpliendo con un modelo curricular prehistórico, donde para completar las exigencias de la carga horaria se rellenan con materias irrelevantes para la economía del conocimiento y de la innovación. Entonces lleva años “producir un graduado”, quien estudia en base a libros viejos impresos en papel, escuchando a muchos profesores académicos que no trabajan en el sector privado, concluyendo una carrera que tal vez ya no necesite el desarrollo. Por ejemplo, la UNA gradúa en su mayoría abogados, cuando hace años hay un excedente de esa profesión en el país.

Todo este sistema educativo está perdiendo su relevancia, mientras estudiantes quedan atascados porque no entienden el paradigma actual. En el presente, el título universitario solo servirá por unos años, por lo que no hace falta tanto drama si una carrera se suspende. Por ejemplo, en São Paulo, los headhunters consideran que un posgrado formal tiene validez por solamente cinco años. Quien hoy ingresa al mercado laboral cambiará entre cinco a siete veces de carrera hasta su vejez. Alguna de esas carreras no fueron aún inventadas. La jubilación será un cambio de carga laboral, pero casi nadie se jubilará más, solo trabajará menos en su tercera edad.

Hoy sobran abogados, ingenieros, arquitectos, etc., y faltan profesionales técnicos como pilotos de aviones fumigadores, mecánicos de aeronaves, pilotos de aviones de línea, operadores de drones, técnicos en robótica, reparadores de celulares, administradores de redes sociales, especialistas en márketing digital, diseñadores gráficos, programadores de intranet, etc. Por ejemplo, en el agronegocio en Paraguay se tiene que importar un brasileño para operar una cosechadora agrícola computarizada que cuesta USD 250.000. El mundo del trabajo está lleno de agujeros, nichos, oportunidades de oro, que aun ofreciendo altos salarios no consiguen gente. En Paraguay sobra trabajo, lo que falta es oferta relevante.

Pareciera que el alumno que busca una universidad es perezoso, y opta por lo seguro, una carrera que ya existía cuando sus padres eran jóvenes, y quiere estudiar en una institución hecha de ladrillos. Esta fórmula del éxito ya fue. Lo que les dio de comer a sus padres no será lo mismo que estará de moda al momento de graduarse. El sistema es tan dinámico que los cursos online son mucho más actuales, rápidos en su ejecución, tiempo eficiente, que los títulos en cartulina otorgados en edificios que se hacen llamar universidades. El estudiante no debe de dejar la decisión de lo que ha de ser en manos de las universidades obsoletas.

El profesional actual es un depositario de información relevante, con unas habilidades y experiencias adecuadas a las funciones que se requieren en ese momento. La actitud correcta es reinventarse y cambiar de función/carrera por iniciativa propia. La personalidad correcta es la que demuestra trabajando duro y en equipo, tiene una disponibilidad 24/7, es íntegro y lo que hace es consecuente con lo que dice, estudia en sus ratos libres, que se renueva siempre como un autodidacta que lidera su propia vida. El título universitario es lo menos relevante. El que entienda lo que la sociedad de nuestro tiempo realmente necesita tendrá empleo. Y recibirá un ingreso para una vida digna.

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