19 abr. 2024

“La UNA se volvió una gran olla a presión y culminó en un tsunami”

Abel Bernal, nuevo rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), cuenta cómo vivió el proceso que tumbó a Froilán y manifiesta su compromiso con los estudiantes para luchar contra la corrupción y la politización.

Calmando la tormenta.  El nuevo rector de la UNA, Abel Bernal, asumió el compromiso de sanear la centenaria casa de estudios, corroída por la corrupción.

Calmando la tormenta. El nuevo rector de la UNA, Abel Bernal, asumió el compromiso de sanear la centenaria casa de estudios corroída por la corrupción.

Por Roberto Irrazábal

roberto-irrazabal@uhora.com.py

Todavía en su oficina del Decanato de Politécnica, el profesor Abel Bernal, nuevo rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), recibió a ÚH y contó que no tenía intenciones de ocupar el cargo, pero que las circunstancias lo obligaron a comprometerse a sanear a la centenaria casa de estudios, corrompida por graves hechos de corrupción.

–¿Cómo se decidió a aceptar el cargo en medio de esta tormenta?

–No estaba en mi agenda ser rector, varias veces me propusieron colegas, estudiantes y graduados no docentes, y rechacé varias veces. Esta vez, en menos de 24 horas se hizo todo y una vez consultado con mi familia me decidí, pese a que mi hija me dijo que renuncie, y yo en medio de todos estos problemas había pensado en renunciar, pero Dios a lo mejor diseñó mi camino y por ello ese día, a las 16.00, acepté. Yo dije que si mañana aparecía otro candidato declinaría, porque no quiero hacer proselitismo, es muy dañino. Con la elección del rector y vicerrector anterior quedaron huellas, fue muy fuerte el proselitismo del doctor Peralta con el doctor Rodríguez.

–¿Hace cuántos años que está en la UNA?

–Yo tengo por lo menos más de 30 años de actividad universitaria, fui egresado en Matemática cuando estaba en la Facultad de Filosofía, ahora está en Facen. Soy egresado también de la carrera de Informática en la Politécnica y tengo cursos de maestría, planificación, proyectos y varios cursitos de especialización. Soy profesor y enseño siempre y cuando mi rol como decano me lo permite. Tengo cuatro cátedras acá, también algunas en Facen.

–¿Qué opina de la historia de la lucha estudiantil y la particularidad de esta?

–En la época de Stroessner había una lucha con miedo, llegué a integrar centros de estudiantes... La lucha ahora es más abierta gracias a la democracia, yo leo los distintos carteles con mensajes, ahora, con un profundo significado; eso tenemos que procesar, no olvidar y sobre todas las cosas corregir. Para los docentes, esta lucha de los estudiantes es una gran escuela y debemos aprender la lección y corregir lo que está mal en vez de dar solo grandes discursos.

–¿Cómo le tomaron las publicaciones sobre la UNA?

–Nosotros sabíamos algo, pero como el organigrama es muy rígido, las 12 facultades son, como le llamamos, feudos, porque así está estructurado... Pero siempre se rumorea, nadie escapa a eso, oíamos rumores, pero no teníamos pruebas.

–¿Qué se puede hacer desde el Estatuto Universitario para cambiar la discrecionalidad administrativa?

–Muchos de los artículos del Estatuto actual son generales y no están reglamentados, entonces cada Facultad interpreta a su manera, ahí hay un mal. El uso de rubros docentes se dio por la falta de rubros administrativos, en mi caso envié propuestas para gente con título universitario y no me otorgaron, mientras que en el Rectorado pusieron un reglamento interno para que personas sin título ocupen cargos docentes. Eso vamos a cambiar y reglamentar para que todos cumplamos. Una idea a largo plazo es romper la estructura rígida y departamentalizar, por ejemplo, crear áreas como Ciencias de la Salud, con carreras afines y optimizar recursos, utilizar plataformas digitales, así funciona en otros países.

–¿La paridad que piden los estudiantes se dará en los nuevos estatutos?

–Hay 12 facultades, pero el Estatuto solo prevé 8 espacios para estudiantes en el Consejo Superior Universitario, lo mismo para los egresados no docentes, solo 4 de 12. Hay una inequidad que tenemos que estudiar y corregir.

–¿Qué opina de lo sucedido tras las publicaciones?

–Realmente fue sorprendente, nadie esperaba, suelen darse publicaciones, pero esta fue una serie y con ella vimos que la UNA era una gran olla a presión y culminó en este tsunami, con el mérito de los estudiantes. Esta movilización nos deja grandes enseñanzas y los reclamos son legítimos.

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