En Israel el servicio militar es obligatorio, y dura tres años para los hombres y dos para las mujeres. Y todo hombre y mujer siguen siendo reservistas y pueden ser convocados para pelear hasta los 52 años.
Con todo, es una milicia por mucho distinta a la que conocemos. Hay rangos, pero estos no vienen acompañados de los protocoles marciales criollos. Un soldado no se cuadra ni se dirige a un general como a un superior, lo llama por su nombre.
Otra curiosidad es que la mayoría de los soldados hacen pasantías en las áreas de inteligencia donde utilizan tecnología de avanzada. Esto explica por qué un número sorprendente de ellos (tanto hombres como mujeres) terminan una vez concluido el servicio en las empresas de alta tecnología.
Es tradición de los israelíes que una vez terminada su prestación a la milicia se tomen un año sabático para partir de mochileros. Solo después de pasar meses recorriendo diferentes lugares del mundo retornan al país y deciden qué carrera estudiarán. Así, lo común es que inicien sus estudios universitarios a los 23 o 24 años, cuando en otras partes ya están terminando una carrera.
En las universidades aseguran que es el mejor momento porque solo entonces tienen la madurez como para saber a qué actividad quieren dedicarle la mayor parte de sus vidas.
Los únicos que no realizan el servicio militar son los judíos ortodoxos, lo que no está exento de críticas.
Refugios. Otra peculiaridad en Israel es que no existe una casa sin un refugio, es una ordenanza municipal que nadie puede esquivar.
Son habitaciones de cemento armado a las que deben acudir apenas suenen las alarmas anunciando algún nuevo ataque con cohetes.