Por Sergio Noe
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Cineastas y productores audiovisuales concuerdan que la producción de cortometrajes paraguayos aumentó en los últimos años, debido al fácil acceso tecnológico a cámaras y a internet, la proliferación de escuelas de actuación, la necesidad de reflejar la idiosincrasia local debido a la ausencia de ficción, la irrupción de la película 7 Cajas, que despertó interés en el séptimo arte, entre otros factores.
“Hay una necesidad muy grande del público de identificarse con la ficción nacional”, señala Carlos Tarabal, creador de la serie de ficción Sombras en la noche, difundida en la tevé en los noventa.
“No basta con la buena ficción de otros países. Es necesario para la cultura nacional que exista una industria eficiente y que genere fuentes de trabajo, alegría en la gente y llene el vacío de la falta de cine nacional”, dice Tarabal, organizador del concurso de cortos Sombras en la noche, lanzado en Facebook.
TALENTO. Tarabal destaca que en la producción de cortos nacionales “hay mucho talento en Paraguay y mucha aceptación en el público, con trabajos de buena calidad”. Prueba de ello es que se observan ejemplos de producciones de muy bajo presupuesto, hecho por una sola persona, “con creatividad y buen gusto, y se trata de cineastas que tienen el don”.
Para Tarabal, la realización de un corto no precisa muchos elementos, y puede demandar un teléfono celular, con calidad HD, además del talento artístico. El inicio, manifiesta, arranca con un buen guión, además de un director de cine, actores y todo un equipo que trabaje tras las cámaras.
Reconoce que para un largometraje la historia es otra, ya que se “necesita más presupuesto y es más costoso”.
tecnología. El cineasta local Ray Armele considera que siempre hubo cortometrajes, aunque ahora cobran mayor visibilidad por factores tecnológicos.
“Actualmente, lo que se facilita es el envío de materiales a concursos y festivales. Antes, sea un corto o largo, se debía enviar un pesado casete, y que le obligaba a uno a pagar unos 500.000 guaraníes como encomienda. Hoy el material se envía en cedé o por correo electrónico. En ese sentido, hay más facilidades”, explica.
Armele sostiene que el mayor acceso a internet facilita la difusión y el acceso a festivales de cine y de cortos, y este último formato hoy goza de mayor visibilidad gracias a la red. Agrega que a esto se suman los institutos, que forman profesionales en el audiovisual, quienes deben elaborar cortometrajes como parte de sus estudios.
“Una vez que los estudiantes arrancan con cortos de dos o tres minutos, ganan mayor confianza y luego se lanzan con proyectos más ambiciosos, de mayor tiempo, y que pueden llegar a un largo, y logran conformar trabajar en equipo para ello”, dice.
Armele aduce que la mayor visibilidad de audiovisuales coincide con el abaratamiento de equipos y el mayor acceso a la tecnología, además de contar con más escuelas de actuación, con jóvenes que necesitan practicar. “El corto es una herramienta importante para los actores”, dice.
Para el realizador Osvaldo Ortiz Faiman, el corto es el formato utilizado para “aprender” e impulsa a sus protagonistas a elaborar posteriormente un largometraje. Reconoce que si un realizador no tiene acceso a festivales, existe una herramienta muy útil de difusión como YouTube.
Considera que con la irrupción de la película 7 Cajas en el mercado paraguayo, “el audiovisual entró en un estado de ebullición”. “Ante una escasa producción audiovisual (comparando con otros países), es impresionante cómo hay muchísimo público que gusta de lo paraguayo”, señala.