La “Alianza por el agua”, lanzada en la capital del más rico y poblado de los estados brasileños, afectado por la sequía que redujo los niveles de los reservorios, se fundamenta en un estudio elaborado por 280 especialistas de sesenta municipios impactados por la crisis, que presentan soluciones a corto, mediano y largo plazo.
“Vamos a salir en varios frentes de actuación: trabajar en compilar las propuestas en por lo menos ocho grupos de trabajo, detallar mejor los planes de acción y crear compromisos para avanzar en estas propuestas”, explicó a Efe la coordinadora de la alianza, Marussia Whately.
En total, fueron propuestas 196 acciones a corto plazo y 191 a largo, que serán sistematizadas por el grupo que forma la alianza..
Entre las iniciativas están las de llegar a abril de 2015 con los reservorios fuera de riesgo y el endurecimiento de las multa para contrarrestar a los consumidores que no atienden el llamado de las campañas de alerta lanzadas por el Gobierno regional.
Según Whately, a pesar de los altos índices de adhesión al sistema de bonificación implementado por el Gobierno del estado para frenar el consumo excesivo, con bonos de descuento en la cuenta de agua, la reducción fue poca y eso, a su juicio, apunta a que “quien ya consumía menos fue el que atendió el llamado de alerta”.
De acuerdo con la Sabesp, empresa de saneamiento básico del estado, la mitad de los consumidores redujeron en un 20 % el gasto de agua, como proponía la meta del Gobierno, pero un 25 % de la población lo aumentó.
En un cálculo rápido de Whately, con un consumo de 48.000 litros por segundo y si la mitad de la población se adhirió al programa, de esos 24.000 litros la reducción de un 20 % sería de 4.800, pero con datos de la propia Sabesp el ahorro real es de 3.600 litros.
“Si uno tiene el 70 % de los consumidores participando de la campaña y la mitad del total alcanzando la meta de un ahorro del 20 %, tendría que haber una reducción equivalente, pero lo que vemos es que la economía es menor y nos lleva a la conclusión de que quien consume menos son los que economizan”, resaltó la coordinadora.
Por eso, la alianza defiende “principalmente comenzar a multar los usos abusivos de agua en situaciones extremas como ésta”, recalcó Whately.
Ante la crisis, el Sistema Cantareira, reservorio responsable por el abastecimiento de agua de casi 6,5 millones de personas en la región metropolitana de Sao Paulo, debió utilizar ya el segundo “volumen muerto”, como se conoce a la reserva técnica de reservorio, y puso así elevar del 3 % al 13 % el porcentual disponible.
Con el uso de esas dos reservas técnicas, la alianza considera que la perspectiva de recuperar los niveles originales del embalse, sin pronósticos de lluvias próximas para la región, son cada vez “más distantes”.
Para el coordinador del programa Agua pra vida de la ONG WWF Brasil, Glauco Kimura, el uso de la reserva técnica permitirá al estado llegar en abril de 2015 con una situación “viable”, siempre y cuando sea adoptada “una política seria de reducción” del consumo.
“El problema es a partir de abril de 2015. La reserva técnica es un plan ‘B’, pero no tenemos un plan ‘C’. Eso es lo que deja a la población insegura”, resaltó Kimura, quien alertó que las lluvias en este período no serán suficientes para recuperar el reservorio.
Ante la grave crisis hídrica de Sao Paulo, con situaciones extremas en ciudades del estado como Itú y Campinas, el Gobierno regional busca otras medidas, como el bombardeo de nubes para provocar lluvias.
Científicos de la Universidad de Sao Paulo (USP), en tanto, estudian en la ciudad de Piracicaba la sustracción de agua del Acuífero Guaraní, uno de las mayores reservas subterráneas del líquido y que está presente en un 70 % del territorio brasileño.