A pesar de los avances, todavía existen 687.000 personas que viven con menos de 10.500 guaraníes al día y no les alcanza para comer. De esos 687.000 en pobreza extrema y hambre, 494.000 (75%) están en el área rural. En las mismas regiones en donde viven los pobres extremos, la industria agropecuaria exporta alimentos para 60 millones de personas posicionando a Paraguay como el cuarto exportador de soja y el sexto exportador de carne a nivel mundial. Comida hay de sobra, pero necesitamos un trabajo más solidario entre prójimos.
Sin embargo, la reducción de la pobreza e inequidad no es el único desafío que tenemos como paraguayos. Alimentarnos y alimentar al mundo requiere de una materia prima muy importante que es la biomasa. Un 45% de la matriz energética nacional proviene de la biomasa y poco a mucho nos estamos quedando sin bosques. Nos toca trabajar para eliminar la deforestación no solo por un tema de biodiversidad y cambio climático, sino también por temas de desarrollo económico y social.
Tanto los pobres extremos como los industriales necesitan leña tanto para calentar la pava o para los secaderos de granos. Reforestar el Paraguay es por tanto un objetivo que puede unir a ricos y pobres, a desnutridos y a sobrealimentados. Tenemos que dejar de ver a estos grupos de manera antagónica y generar alianzas ganar-ganar entre los mismos.
El Plan Nacional de Desarrollo (PND) plantea objetivos orientados tanto a la eliminación de la pobreza extrema como al manejo sostenible de los ecosistemas forestales. El Plan Nacional de Reforestación (PNR) plantea la reforestación de 450.000 hectáreas al 2030.
Sumado a estos documentos de política pública, surge la oportunidad de financiación de proyectos verdes a través del Fondo Verde del Clima (GCF por sus siglas en inglés). El GCF será la principal herramienta de cooperación en temas de desarrollo sustentable y cambio climático de los próximos años pretendiendo desembolsar 3.000 millones de dólares anuales en proyectos de mitigación y adaptación de entre 10 y 500 millones de dólares cada uno. Paraguay puede aprovechar estos fondos si presenta proyectos innovadores que apunten a un cambio de paradigma en la manera de encarar el desarrollo de la mano del cuidado ambiental.
Es posible el desarrollo económico de la agroindustria, la eliminación de la pobreza y la protección de nuestros bosques y cauces hídricos al mismo tiempo. Sin embargo, es importante que tomemos el liderazgo para generar cadenas de valor, inclusivas y sostenibles que unan a expertos en exportar alimentos y a personas que hoy apenas pueden comer, pero que con una buena política socioambiental pueden convertirse en protagonistas de una reforestación sin precedentes como estrategia para la superación de la pobreza.