19 abr. 2024

La precariedad reina en puesto de salud

Elías Cabral

Triste.  En una choza de madera sin pisos funciona el puesto.

Triste. En una choza de madera sin pisos funciona el puesto.

CANINDEYÚ

La humilde comunidad indígena Itavó Guaraní, distante a unos 70 kilómetros del centro urbano de Nueva Esperanza en Canindeyú, sufre el abandono total de las autoridades de salud. Su puesto sanitario no cuenta ni siquiera con piso, menos aún con elementos indispensables para atender a la comunidad.

Estanterías vacías, una precaria camilla, un equipo de pesaje obsoleto y una choza de madera es todo lo que la salud pública puede ofrecer a los nativos residentes en la zona. “Lo poco que tenemos, que en su mayoría son calmantes, entregamos a la gente que acude a nuestro local, y las atenciones médicas se realizan una vez al mes”, expresó Julio Pérez, quien se desempeña como promotor de salud ad honoren.

El funcionario señaló que en la comunidad viven unas 48 familias, que están cansadas de falsas promesas, como la del intendente de Nueva Esperanza, Francisco Viancheto Mendoza, que se constituyó en el lugar para verificar las paupérrimas condiciones en que se encuentra el local, “se comprometió en construir un nuevo puesto de salud, pero no cumplió”, refirió, lamentando la desidia del Estado que desatiende su obligación con el sector indígena.