Dos de los tres trajes que Fillon habría enviado a Bourgi no habrían sido confeccionados en el establecimiento parisino Arnys, donde los conjuntos superan los 6.500 euros.
La noticia sobre esos trajes elitistas saltó a mediados de marzo y llevó a los jueces que investigan la presunta malversación de fondos de Fillon a extender las pesquisas a esa ropa para determinar si su regalo constituye un delito de conflicto de intereses.
El pasado día 23, Fillon afirmó que se había equivocado al aceptarlos y que los había devuelto.
Bourgi, amigo de Fillon desde hace años y conocido por sus vínculos con Gobiernos africanos, le sufragó dos trajes a finales de 2016 y otro en 2014.
En dos de ellos, según los medios, aparece la mención “Made in Holland” y no “Made in France”, como podría esperarse de una ropa hecha a medida. En los mismos tampoco estaría la etiqueta con la que esa casa graba sus creaciones.
Estas nuevas revelaciones aparecen a ocho días de la primera vuelta de las presidenciales, en las que la campaña de Fillon se ha visto empañada desde que saltara a finales de enero la atribución de empleos supuestamente falsos a su mujer y dos de sus hijos, por la que ha sido imputado.
Bourgi señaló ayer en también en Médiapart que fue sometido a “presiones políticas” por parte del candidato y de su entorno para que guardara silencio. “Al menos eso es lo que intentaron”, concluyó el abogado, que señaló haberse desplazado a Beirut para escapar de la atención mediática.