La primera ministra británica, Theresa May, había anunciado previamente que diría a Trump que la inteligencia compartida entre sus países debe estar protegida, en una extraña expresión pública de descontento con su principal aliado en asuntos de seguridad.
“Le estoy pidiendo al Departamento de Justicia y a otros organismos pertinentes que lleven a cabo una revisión completa de este asunto y, si procede, el acusado debe ser procesado con todo el peso de la ley”, añadió.
En los últimos tres días, varios detalles de la investigación, incluido el nombre del atacante, se conocieron por primera vez en los medios de comunicación estadounidenses, lo que enfureció a la policía británica que temió que tales filtraciones pudiesen comprometer su investigación.
La decisión de dejar de compartir información policial con las agencias de Estados Unidos es un paso extraordinario para Gran Bretaña, que suele enfatizar en su “relación especial” con Estados Unidos. REUTERS