En “La vida es una piñata” (HarperCollins Español), su sexto libro, ya a la venta en EE.UU., Cala se sirve de ese imprescindible elemento de las fiestas de cumpleaños en muchos países de América Latina como metáfora de dos caras para exponer sus ideas acerca de cómo vivir de forma más humana y consciente, según dijo a Efe.
Cala usa la piñata para mostrar, a través de los recuerdos infantiles de otras personas, los efectos nocivos de ver la vida como una lucha. “No vale la pena que alguien te aplaste la cabeza por un caramelo o un paquete cuyo contenido, al abrirlo, nos decepciona”, dice basándose en su propia experiencia.
Pero a la vez la piñata, un invento chino llevado por Marco Polo a Europa y llegado a América de la mano de unos frailes franciscanos, le sirve para describir un “modo” de existir.
"¿Viviremos eternamente colgados de una cuerda, adornados por fuera, llenos de objetos colocados por otros? ¿Seguiremos a la espera de que una fuerza externa nos rompa a golpes? En el mejor de los casos, ¿esperaremos a que otros nos halen las cintas con fuerza, a que nos bamboleen hasta quebrarnos, para que otros se rían o lloren al descubrir lo que llevamos dentro?”, escribe Cala sobre lo que denomina el “modo piñata”.
En una entrevista telefónica, el comunicador nacido en Cuba y radicado en Miami asegura que en esta época de su vida las opiniones de personas que le acusan de hacer filosofía barata o de sacar libros como churros le resbalan.
“Si me hubiera puesto a pensar en los críticos, me hubiera quedado en casa sin mover un dedo”, dice Cala, quien alcanzó popularidad desde la pantalla de CNN y hoy está “en una transición” hacía un tipo de periodismo en el que tengan cabida los temas que le han interesado desde siempre y en los que se está formando desde que en 1998 salió de Cuba.
Entre otros, menciona la inteligencia emocional, la conciencia humana, la neurociencia, la comunicación desde la no violencia y la formación para el liderazgo, todos ellos tratados habitualmente en los llamados libros de “autoayuda”, una categoría que al principio de su carrera como autor no le gustaba.
Ahora esos prejuicios se han desvanecido porque, llegado un punto, se planteó cómo podía pensar así si era “el que más libros de autoayuda había consumido en toda la ciudad”.
Esos libros son positivos si te ayudan a dar sentido a la vida, te hacen abrir los ojos, reflexionar, hacerte preguntas y encontrar la respuesta en ti mismo, “porque la mayoría de la gente está dormida” y necesita despertar, indica.
Partidario de una educación que no tenga como objetivo la “domesticación” y orgulloso de ser “autodidacta” en los temas que ahora le interesan, Cala se considera listo para ayudar a otros en los temas en los que lleva formándose por su cuenta desde hace años, con “líderes” como John Maxwell, Anthony Robin o Deepak Chopra.
“El éxito en la vida es cuando tú creas un movimiento”, cuando “dejas un legado que te trasciende”, dice Cala, quien quiere “transitar este camino con cómplices” y ya tiene a 21 personas trabajando junto a él en Cala Enterprises.
Aunque ahora no está dedicado al periodismo diario sigue haciendo entrevistas, ahora a través de un canal de YouTube, y se plantea de qué forma podría contribuir a acabar con la carencia de formación de los periodistas en los aspectos que él trata en sus libros.
Según dice, está pensando en una “especie de estudio o tesis, algo más académico”, como un modelo para un periodismo “más holístico, más espiritual y formativo”.
En cualquier caso, su idea es impulsar un periodismo que “no se quede solo en los hechos y vaya al conflicto, a la raíz de las cosas” y ayude a que “la violencia no se perpetúe”.
En “La vida es una piñata”, que va a presentar estos días en la feria del libro de Panamá, Cala adelanta lo que está desarrollando para su próximo libro: el método CALA de vida.
CALA, además de su apellido, es el acrónimo de Constante Aprendizaje para el Liderazgo en Acción.